lunes, 5 de agosto de 2013

ARTE, DOS PUNTOS. Unión colecciones MACBA+Caixaforum


Acudí a esta exposición con grandes expectativas porque pensé que era la unión de dos grandes guardianes de arte contemporáneo, pensaba que iba a ver nuevos tesoros, sin embargo, me encontré con los viejos amigos de siempre. Así pues, me centro aquí más en una crítica a la organización expositiva de la entidad cultural y al público asistente que sobre las obras de arte en sí.

Básicamente la exposición (al menos la parte desarrollada en Caixaforum) no se muestra con mucha novedad, en su mayoría exhiben artistas postmodernos de los años 90 ya consagrados como lo son Sherman y Gober, no obstante, en su carta de presentación -léase tríptico- reza como "una exposición que por primera vez en Barcelona reúne un relato conjunto que invita al espectador a aceptar la responsabilidad última de una respuesta". Esta frase en sí ya es poco clara y queda ciertamente vacía de contenido e intención. ¿Qué responsabilidad y frente a qué? ¿qué respuesta, y desde cuándo hace falta una respuesta, o se ha podido substraer alguna? El espectador no tiene -y dudo mucho que consiga por varios motivos- que aceptar la transición de X años de arte hacia una afirmación definitiva y mucho menos responsable de nada.

Por otro lado, se realiza una fotografía personal al espectador al entrar y otra al salir de la exposición con el fin de dejar reflejada la pre y post impresión de éste después de ver la muestra. Personalmente también me parece, en esta muestra, un recurso vacío y carente de cierto sentido en un rol de interacción con el público.

"¿Cómo definirían el arte actual?" pregunta la exposición, oigan, Cindy Sherman es una artista consagrada, pero no es arte ACTUAL; es como si se hablara de una película que se estrenó hace 30 años como cine de hoy en día. De acuerdo, los nombres de Nauman, Gober, Sherman...están como sustento, como pilares y apoyo a la creación actual contemporánea real, ponen las bases a un presente artístico, pero, ¿Se pueden dichas bases y exponer sin ellas? ¿se puede prescindir de los clichés y elogiar lo realmente actual con un buen discurso no pretencioso?  Los grandes nombres no se pueden usar más como panacea si queremos seguir avanzando en el mundo del arte.

A nivel museológico me gustaría hacer un quisquilloso apunte a todo el personal que se dirige a ver una exposición, porque como historiadora del arte me gusta analizar el entorno de éste y como intervienen las acciones en él. Nada más entrar en una exposición hay una pared con un montón de letras, se llama "texto introductorio expositivo" y explica lo que se va a ver durante el recorrido, crea una ubicación al espectador. Saltarse ese texto e ir a devorar obras de arte directamente es obtener sólo un residuo visual en la memoria carente de sentido que se borrará pocas horas después. Entender el mecanismo es muy importante y ahorra decepciones. La información es poder.

La primera obra que se observa es la de Mike Kelley, The trajectory of light Plato's cave, una obra en la que para poder observarla en su totalidad se debe arrodillarse y pasar a cuatro patas para entrar en una "cueva" donde hay un par de telas colgadas, una de ellas representa una vagina como la entrada y salia del mundo, y la otra unas manchas con forma humana entre body painting y teoría Gestalt.
No quiero comentar la obra más allá de su descripción, sino que quiero centrarme en este caso en un aspecto museográfico bastante común en las exposiciones de arte actual: la exposición no está adaptada a ser visitada por personas con movilidad reducida. Una persona que vaya en silla de ruedas no va a poder participar en esta obra debido a su condición, y no me refiero a la condición física del espectador sino a la museográfica en sí. Existen técnicas y manuales para solucionar este tipo de problemas, el arte, y sobretodo la cultura y el derecho al uso y disfrute de ella, no debería ser exclusivo sino estar al alcance de todos.

Cabe destacar aspectos positivos que se daban lugar en la exposición, como la obra de Tonet Amorós (Lleida, 1961) con la obra Omnipotents omnipresents. 



Larvas, larvas que yacen esperando un cambio. Como nosotros, millones de larvas en evolución esperando la utópica metamorfosis de la sociedad. En los '90 se tenía miedo al boom del 2000, la nueva era, pero al mismo tiempo se albergaban esperanzas para un cambio hacia un nuevo orden social y gubernamental. Así pues, la obra refleja estos pequeños seres diseñados a la predisposición de ser perfectos bajo el molde simbólico de canon de las 7 cabezas de Policleto. Encerrado, el ser humano, la larva, espera un renacer en el porvenir con una base de proporción perfecta, y con cierta idea ¿sacra? al estar alineados al centro como una mandorla del Pantocrator. Todos conectados a una crisálida -idea central o causa energética- que los alimenta y les da calor, fuerza, memoria colectiva para el cambio. Algo se está incubando, algo hacía una mejora, me gustaría pensar. Sin embargo, hay otras lecturas, supongo que son diferentes formas de ver las caras de una misma moneda : Omnipotents omnipresents (1991), de Tonet Amorós, mostra unes oloroses larves de parafina alimentades per una gran crisàlide, com a «ironia d'una societat on tots estem conduïts i mengem i veiem el mateix». La postmodernitat de Matrix. (Ana Abella, el Periódico) 


Martha Rosler (Brooklyn, 1943) con su genial y ya conocido Semiotics of the kitchen (1975) http://www.eai.org/title.htm?id=1545 se quedó incomprendida por alguna fémina que pasó por delante y no prestó atención a una compañera de género. Era como si su pensamiento fuera transparente. La señora de mediana edad que quedó mirando el vídeo y pensó : ¿esto es arte?. Cabe decir que por supuesto pasó olímpicamente de leer la cartela informativa sobre la artista y lo que representa esta obra. El arte contemporáneo, el arte en general, no es difícil de entender, es que hay gente que no pone ni el mínimo esfuerzo para leer algo que tiene delante de sus narices, ¿Es mucho más fácil huir indignado acaso?. Si la señora en cuestión en vez de haberse alejado moviendo la cabeza como signo de negación se hubiera quedado un par de minutos a leer la cartela quizás hubiera visto que Rosler estaba escenificando la eterna lucha de géneros, defendiendo el papel de la mujer en la sociedad, expresando la opresión sufrida por el género femenino en el machismo de la época, ironizando sobre el sistema familiar establecido, el rol de la mujer, y mil cosas más. La información vuelve a ser poder. 



N.A: Supongo que el arte es algo sacro para algunos (entre los que estoy en primera fila) y no algo en lo que decido dedicar un par de horas el sábado por la tarde, no es un mero entretenimiento, para algunos es a lo que hemos elegido dedicar la vida, por eso molesta tanto que alguna gente acuda a exposiciones y se burle de lo que ve y no entiende. Personalmente, jamás entraría en una iglesia a reírme de Cristo por no comprender o compartir su fe, ni entraría en el laboratorio de un químico y empiezaría a jugar con sus probetas. El arte no se ha creado para la diversión del pueblo y algunos no podemos evitar tomárnoslo como algo serio, como nuestro trabajo, como lo que es. El arte merece respeto, y el espacio en que se desarrolla también, así que sólo puedo aconsejar a todo el que acuda a ver una exposición que ya que ha decidido ir a ese acto, que disfrute a conciencia, que lea, aprenda, mire y observe también, piense, respete, y disfrute.

"Sólo el arte puede desarticular los efectos represivos de un sistema social senil que sigue tambaleándose en la cuerda floja. Desarticular para poder construir un organismo social como obra de arte."
                                                                             J. Beuys

Datos y fuentes:

La exposición se divide en dos partes, la sede MACBA y Caixaforum (servidora sólo a acudido a ver la parte expuesta en Caixaforum por motivos personales).



"Ars longa, vita brevis"