Viajes artísticos

CRÓNICA ARCO'14. 21/02/14
Mi primera vez.





ARCO ha sido como la primera vez que haces el amor, algo a lo que uno acude con muchas expectativas y, quizás, al final acaba siendo un poco decepcionante. 

En este caso ha sido decepcionante porque erróneamente me esperaba algo distinto. No caí en la obviedad de que una feria es una feria. He aprendido, no obstante, que existen dos tipos de arte contemporáneo: arte contemporáneo conceptual y arte contemporáneo estético (hay veces en las que se puede obtener un híbrido, pero no fue el caso de ARCO mayoritariamente). 

Cuando no existe un discurso detrás, una idea, un concepto, cuando no puedo poner un argumento teniendo los conocimientos para hacerlo, eso me preocupa. Olvidamos algo muy esencial, que en ARCO se va a vender y a comprar, no es una exposición dónde exista un proyecto de comisariado detrás, es un comercio. Esto puede parecer muy simple para las personas que acuden ociosamente a este acto pero para los profesionales del sector hay algo que se nos escapa, hay algo que nos falta. Repito, mea culpa.

 "Vamos a ARCO como si no fuera una feria; como si aquello tuviera un proyecto general, una curaduría que fuera más allá de lo inmediata y sencillamente vendible. Asistimos a tomarle las pulsaciones a ese viejo llamado arte (Hegel dixit) pero el enfermo lleva años siendo cadáver. Es la crónica de una decepción anunciada, culpa quizás de nuestras elevadas (léase críticas o estéticas) expectativas."



Partiendo de esta premisa puedo decir que estuve 4 horas allí dentro y sólo vi unas 3 o 4 obras interesantes a nivel personal. Ni siquiera pude ver un maldito Francis Bacon en Marlborough, en fin. Destaco a continuación todas las obras por originalidad y curiosidad, no por concepto. 

El trabajo de la finlandesa Mia Hamari (1976) de la galería Forum Box (www.forumbox.fin). La artista talla madera de forma cuidadosa, añadiendo a sus obras elementos como hueso, piel, bronce, pelo...las esculturas logradas le recuerdan a su infancia y crean un ambiente mágico y ciertamente místico, ese toque frío norteño. 




A continuación el apropiacionismo de los clásicos para hacer obra con ilusionismo de re-make. Mondrian fue el rey. Por tan sólo 15.000 euros podemos adquirir esta obra videográfica de Cristina Lucas, en la galería Juana de Aizpuru (www.juanadeaizpuru.es) en la que las composiciones del artista neerlandés se han transformado en luces de discoteca con bailarines lap-dance


Ese puntito rojo en el margen superior derecho significa que alguien pagó los 15.000 euros.


Lo que me pasó al ver el stand de la galería Estrany de la Mota fue, si más no, una de esas extrañas casualidades de la vida. Desconocía por completo el trabajo de Ignasi Aballí, un artista que según me explicó la galerista, lleva años elaborando este tipo de registro archivístico de obra conceptual. Pues bien, yo hice en dos segundos y de manera fortuita en un viaje de ocio lo que se supone que él lleva años trabajando. 



La serie de la fotografía de arriba es obra del artista, la de abajo la realicé yo misma en una de las salas del museo de arte contemporáneo de Edimburgo este mismo mes.
El concepto irónico de la obra de arte de Aballí queda claro, el discurso de la idea también se puede elaborar aquí mismo y en pocas líneas. Parece ser que su serie recoge diferentes advertencias de tipo prohibitivo de varios museos e instituciones culturales, reflejando la misma idea que mi fotografía. Es este concepto del arte que tan socialmente parece estar creado para la diversión y el disfrute popular y luego, irónicamente, extiende una barrera dictatorial hacía la misma sociedad para el que está producido. No hacen falta muchos recursos, ni lógicos ni de conocimientos artísticos, para llegar a esta conclusión, es algo obvio, pero ni yo estoy representada por una galería ni ganaré miles de euros por esta "obra". Así pues, ¿soy muy buena y no lo sé o a este artista le falta un poco más de recurso y menos cara para la creación de sus obras?

Impresionante obra a carbón, estilo cómic a gran tamaño.





No podía sino decepcionar tampoco este año el artista Eugenio Merino de la galería ADN de Barcelona. Si lo de Franco en una nevera no fue suficiente, ahora nos llega "V de Verdugo", una obra de clara provocación social como la anterior.



Esta obra consiste en la típica máscara de V de Vendetta, de obligatoria presencia en cualquier manifestación social, recubierta de diamantes de Swarovski. Merino no ha tenido que pensar mucho tampoco, básicamente ha hecho una poción mágica mezclando los ingredientes de la famosa calavera de brillantes del artista Damien Hirts con un símbolo que ha devenido de revolución política. Un aplauso, sabía dónde estaba la yaga para meter el dedo, que lástima que no meta el ingenio. ¿La idea detrás de todo esto? Una provocación que viola un símbolo popular revolucionario, como es la máscara de V de Vendetta y su contenido, a través de la inserción de un elemento de lujo manifestando así la hipocresía de las revoluciones de la clase media. Digo yo.


Comentar esta performance que se exhibía en el apartado de Solo Projects representando a Brasil, si no recuerdo mal, en al que el chico (no era un becario de la galería, que nadie se alarme) estaba manejando a través de las extremidades de su cuerpo todo su entorno. Unas cuerdas atadas a sus dedos, muñecas, tobillos, boca, espalda y pene (sí, pene) conectaban con las obras de paredes haciendo que cada movimiento cambiara el espacio teniendo así una efímera obra distinta cada vez a través de la fugacidad del momento performático.



Otra pieza curiosa y en la misma idea del movimiento, y el cambio constante de la obra, eran estos círculos rotativos con pigmentos de color en su interior que a medida que daban vueltas sobre si mismos iban creando per sé un nuevo cuadro.

No faltaron tampoco los clásicos neónes y las simulaciones de vandalismo hacía obras de grandes nombres como Velázquez.


No todo iba a ser pena en ARCO, fue un placer encontrarse a Marisol Salanova y Javier Castro con su editorial MICROMEGAS. (www.editorialmicromegas.com). Editorial independiente con sede en Murcia, fundada en 2012 con el objetivo de promover el ensayo en torno a la estética y el arte contemporáneo. Su nombre proviene del cuento homónimo de Voltaire y lo dice todo: son realmente pequeños, tienen más ilusión que medios. No obstante, piensan que en estos tiempos difíciles su contribución, por humilde que sea resultará positiva para estimular el pensamiento y la reflexión. Aunque muchos vaticinan el final del libro y actualmente las estadísticas de lectura de ensayo son microscópicas, ellos quieren publicar libros bonitos, que hagan pensar y que la gente pueda tener en sus casa, en sus habitaciones de alquiler....en sus vidas.

Algunos de los títulos de su colección son:

- Materializar el pasado. El artista como historiador (benjaminiano) de Miguel Ángel Hernández Navarro.

- La escena sin fin. El arte en la era de su big bang de Carlos Jimenez Moreno.
- Ser y no ser. Figuras en el dominio de lo espectral de Alberto Ruiz de Samaniego.
- Insensatos: sobre la representación de la locura de Yayo Aznar Almazán.

Y las novedades para este año:

- Enterrados. El ocaso de los cuerpos de Marisol Salanova 

- En el instante del peligro. Postales y souvenirs del viaje hiperestético contemporáneo de Fernando Castro Flórez.
- Nostalgia del futuro. Huellas dactilares de la historia del cine de Hilario J. Rodriguez

Se pueden encontrar a la venta en cualquier librería conocida, cómo La Central, por ejemplo.

A la hora de comer, para acabar de rematarlo todo me encuentro con este cartel en la cafetería que quiero creer que estaba hecho adrede, porque sino....era para herir con mucho odio los ojos a la gente catalana. Atención a como se escribe: "Pà de pagès amb tomàquet."

PAN PAYES CON TUMACA

Y esta crónica de Arco terminará diciendo que me siento ciertamente decepcionada, que no niego volver a pisar la feria pero que si lo hago desde luego será con una mentalidad muy distinta.

A todo esto decir adiós a Madrid poniendo reclamaciones en el aeropuerto por el mal trato del personal de seguridad a la hora de pasar el control. Anécdotas a parte.


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CRÓNICA C.D.FRIEDRICH. 19/12/13
Visita a la colección del museo Kunsthalle de Hamburgo.


Hay una temperatura de unos 8º y el día es gris, como siempre en Alemania. Tengo que confesar que ni la gente, la comida, ni el clima de este país me apasionan. El hotel resultó ser mucho mejor de lo que me esperaba, la calle era tranquila, me dieron ositos de gominola de bienvenida y cama doble. La calefacción funcionaba y la ducha parecía un cuadro de Mondrian. 



Me dirigí al museo bordeando el río Alster, uno de los mayores atractivos de la ciudad con unas 160 ha pero con sólo 2,5 m de profundidad, recorrerlo a pie rodeando el parque lleva unas dos horas. Luego observé la torre de televisión, me recordaba a la típica antena de Seattle, es el edificio más alto de Hamburgo con 272 m de altura, un restaurante giratorio y una plataforma usada como mirador de la ciudad. 


El Kunsthalle fue una maravilla. Estuve dentro unas 3 horas sin perder detalle. Vi obras de Maggrite, Bacon, Rossetti, Burne-Jones, Alma-Tadema, Munch, Boucher, Monet, Cranach, Renoir entre otros, pero sobretodo el propósito de este viaje, C.D.Friedrich. La sala estaba en silencio, no había ningún visitante a parte de mi, era un face to face con Friedrich. Debo de reconocer que no me impresionó tanto como esperaba, el color se mantiene vivo después de algunos trabajos de conservación supongo, pero el óleo está totalmente craqueado, sin embargo poder observar en silencio y solitariamente su obra fue un regalo genial. Respecto a las salas...no hay mucha vigilancia, es imposible descolgar y robar un cuadro por el sistema de sujeción a través de los cables de acero que cuelgan del techo pero unas cámaras de vigilancia no vendrían de más para proteger de otro tipo de agresiones incívicas.  







Después de salir de ver la colección del Kunsthalle medio extasiada y con la emoción a flor de piel, me perdí deambulando por las calles nocturnas de la ciudad. Curiosamente me encontré con el WinterPride, una fiesta de orgullo gay realizada por el colectivo donde invitan a vino caliente con especies (como lo tomaban los antiguos romanos), ponche de manzana o cereza. Opté por el vino                                                             (Glühwein:http://es.wikipedia.org/wiki/Gl%C3%BChwein)  y no estaba nada malo. Comí la típica salchicha  y fui a descansar al hotel.
Al día siguiente paseé por el centro de la ciudad, visité el ayuntamiento, miles de iglesias y las galerías comerciales. Todas las ciudades europeas son la misma cosa en el fondo. Por suerte mi estancia coincidió con un mercadillo navideño y pude visitar todas las tiendecitas con figuritas típicas de la Navidad.





Aquí os dejo un link (copiar/pegar) de un vídeo donde podéis ver en directo algunas de las cosas aquí narradas.

https://www.facebook.com/photo.php?v=698071993550198&l=6856638666702445858

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CRÓNICA JEFF WALL. 07/02/12
Exposición The crooked path. Centro de Arte Contemporáneo de Santiago de Compostela.

http://piedradecarretera.blogspot.com.es/2012/02/jeff-wall-crooked-path-o-el-camino.html


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CRÓNICA TIBET. OCTUBRE 2011

Simplemente algunas de las bellas imágenes y fragmentos del diario que hice mientras recorrí Nepal-Tíbet que reflejan la esencia de estos maravillosos y espirituales lugares.


Es sábado y hace calor pese a ser octubre. Es un día esperado, hoy viajo hacía el Tíbet. Recuerdo que la idea del viajar al techo del mundo surgió como un disparo al aire, en ese momento no tenía ni un céntimo para permitirme el viaje pero me iba a proponer ahorrarlo. No acudo en busca de la sabiduría, ni del nirvana, quizás un poco de paz. Desde mi ventanilla la tierra se alarga hasta donde me llega la vista. Una vez en Kathmandú nos recibieron en el aeropuerto poniéndonos un collar de flores estilo hawaiano. La vida aquí es un caos. Aquí te despierta el ruido de los cuervos y el tráfico. Lo mejor es ver el sol rojo que se alza ardiente. La gente sonríe. Los pueblos de carretera son fascinantes. Ahora dejamos atrás la ciudad y nos adentramos en la jungla, el paisaje cambia, se torna mucho más bello. Hago miles de fotos mentales. Una vez en el parque nacional de Chitwan parece ser que estemos en la película "memorias de África". Hay un lago lleno de cocodrilos salvajes, arrozales, elefantes, cabañas...




Hemos cruzado el río en canoa guiada por un niño de 14 años con un palo...daba mucho miedo que en cualquier momento un cocodrilo pudiera volcar la barca en cualquier momento. Una vez en la selva nos hemos encontrado una cría de rinoceronte con su madre. La selva es húmeda, hay muchos bichos en el suelo, escarabajos, sanguijuelas...al principio vas con cuidado pero acabas por no saber que estás pisando.
Lo más agradable vino por la noche cuando pudimos bailar con las chicas nativas el baile de Jamtha, sentirte integrada entre su comunidad y me pusieron el apodo de "sweet little flower". Todo el mundo tiene una sonrisa preciosa. Hoy hemos visitado el templo de los monos en Kathmandú, un templo donde ellos campaban a su aire. 



Acabamos de cruzar la frontera. Estamos rodeados de montañas. Nos tienen esperando hasta que venga el autobús que nos lleve a Nylam así que entramos en un restaurante a comer algo. Creo que es la mejor sopa de pollo que he comido en mi vida. Pedí ir al lavabo y era el mismo de la propia familia que vivían abajo del restaurante. Esta gente no tiene nada y te lo ofrecen todo. Por fin, al anochecer ya, vienen a buscarnos unos hombres chinos a llevarnos en coche al albergue que está muy lejos y en las altas montañas. El conductor no paraba de fumar por la ventanilla, pero nunca había visto tantísimas estrellas en el cielo, se pueden ver muchísimas constelaciones...sin duda es una de las cosas más bellas que he visto jamás. Estamos a 4.000m de altura, hace -5/-10º, no tengo mal de altura. 


Hemos subido a una temperatura máxima de 5.050m, nos hemos hecho fotos en la nieve, hemos visto la cumbre del Everest. En los pueblos la gente sólo nos dicen: alo, alo, money, money!!
Llevo varios días sin toparme con una ducha, las toallitas no dan más de sí. 



Una vez en Shigatse descubrí una extraña costumbre, esta gente come con un cubo al lado de la mesa donde van escupiendo de vez en cuando. Los hay en todos los restaurantes. Soy una blanca extraña entre ellos, todos me miran. Por fin pruebo el té típico de Tíbet (bod ja: té de mantequilla de yak), sabe a calcetines sudados pero es bastante reconfortante. El sol es muy fuerte, quema la piel, no hace especial frio, depende de la ciudad. Tengo momentos de flaqueza, lo admito, pero por otro lado sé que estoy corriendo una inmensa aventura. Aun tenemos que atravesar Gyatse para llegar a la capital de Tíbet, Lasha. 


Los templos budistas huelen a mantequilla derretida, en realidad es un olor agradable. La comunicación con los lugareños muchas veces se limita a amables sonrisas y saludos con la cabeza. Visitamos el lago turquesa de camino a Lasha. Un lugar de aguas azuladas con un castillo derruido en medio.



Por fin llegamos a Lasha. Hay la plaza del mercado de Bakhor, esta gente está acostumbrada a los turístas. Visitamos el Potala Palace, que es su joya de la corona, aunque no deja de ser una especie de Vaticano, demasiado oro para un pueblo tan pobre. Hay que decir que el Tíbet actual no es el Tíbet de los años 60...los monjes están capitalizados, usan bambas Nike y Blackberrys. La carne de yak está muy buena, es más fuerte y consistente que el pollo. Una vez has visto un templo, los has visto todos. Miles de budas, dioses pintados de rojo, amarillo, azul, el olor a mantequilla, las velas...pues como visitar una iglesia en el fondo...



Me encantan los banana lassi. Me gusta su comida bastante de hecho. He aprendido sólo a decir gracias (tashi delek), o al menos así es como yo lo pronuncio...el frío se ha posado en mis labios y en mis manos estriadas. Pronto volveremos a casa, esto ha sido maravilloso, da igual lo duras que me hayan parecido algunas cosas respecto a mi cómoda vida europea, este lugar es mágico. 






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