Hoy no ha brillado el sol, y lo he notado, en lo bueno y en lo malo. Hoy corría el aire fresco, hoy el viento despeinaba. Hoy ha sido un día que ha empezado con café, como todos. Tras una ardua, pero al fin concluida, mañana cyberpunk, ha venido una tarde solitaria tras unos spaghettis. Una tarde de echarte de menos, una tarde de tocadisco, de dejar que la voz de Burdon y de Strummer me desgarraran los oídos de la forma más maravillosa posible, una tarde de té helado y artículos.
Pero no había té en casa, he tenido que ir al supermercado.
El supermercado siempre me ha parecido un lugar de tránsito enorme. Puedo pasarme horas dentro de un supermercado dando vueltas como una idiota (hago un paréntesis porque esto me acaba de recordar a Lost in the supermarket de The Clash).
El super me fascina, todo lo que hay dentro de él, tantas marcas de una misma cosa, tantos precios distintos, tantos sabores para un mismo poema. Si lo piensas bien, ¿Qué es un supermercado sino una exposición del producto al mejor postor? ¿Qué es la calle, la acera, pues sino, que una estantería donde los productos frescos pasean ,vienen y van, arriba y abajo? Ir al supermercado es la vida misma. Lo barato sale caro, malo para mi, pero en el buen sentido para otro, y sino que se lo digan al artista posmoderno Andreas Gursky que su fotografía denominada 0,99 se vendió en una subasta de Sotheby's por 2,54 millones de euros, siendo la más cara de la historia.
0,99 centavos. GURSKY. |
Y el sentimiento que a mi me transmite un supermercado - a otra gente le pasa con los aeropuertos, las oficinas, las discotecas, o los cutres moteles de carretera (estos últimos, lugares horribles donde siempre ocurren las peores cosas inimaginables, gracias Hollywood...) - tiene mucho que ver con la obra de este artista, entre otros.
Un lugar de la cotidianidad y congregación de la masa, pero que al mismo tiempo se convierte en un lugar de nadie, un lugar de paso, un gran tablero de ajedrez donde se repite la misma partida todos los días. Aunque Gursky lo planteé como una demostración de la comunidad humanitaria, de intercambio vinculado a la sociedad tardocapitalista, yo voy a meter aquí la obra de otro artista, me quedo con la estética de Gursky y cojo los conceptos de Doug Aiken en su obra Migration; y quien sabe si de esta mezcla saldría incluso otro arista, el fotógrafo Stephen Shore, quien podría ser la llave para entender lo extraña que me he sentido al verme reflejada en una de las columnas-espejo del super con una botella de té de melocotón en una mano y salsa de soja en la otra.
Migration, AIKEN, 2008. |
Migration, AIKEN, 2008. |
Me hubiera perdido en mis ojos en ese momento. Y mi cabeza me decía: no vengas sola a estos lugares, mira a tu alrededor. Y mi corazón decía: no sé si quiero, no sé si puedo. Y mi paladar decía: no te olvides del zumo de manzana. Pero eso no es lo peor, la cola del super es la peor parte, allí me han dado ganas de salir corriendo. Colas largas e interminables llenas de familias domingueras, niños que gritan, abuelas charlatanas, y solteros de mirada perdida con raciones individuales que parecen padecer el síndrome de Asperger. Un vacío emocional pero al mismo tiempo un amor a mi soledad, un deseo irrefutable de poseer alas, y pensar: así no por favor, así yo no.
Uncommon places, SHORE. |
Uncommon places, SHORE. |
He pagado mi té y mi soja y me he ido lo más rápido posible, para evitar que lo inevitable de mi futuro me atrape.Yo no puedo ser de familia dominguera, yo quiero llegar a mi casa y leer en el sofá y acariciar a mi gato; no poner dos lavadoras, ni preparar bocadillos para el cole, ni aguantar el fútbol, es no, por favor.
La próxima vez que me de por echarte de menos procurare tener té en la nevera, y que brille el sol en la calle.
"Ars longa, vita brevis"
Me encanta que añadas la estiqueta postmodernidad a este post. Porque en general el vacío existencial un sábado por la tarde es muy postmoderno y no digamos ya si conlleva un paseo por el super...tampoco ha sido mi día, cine sola de película lacrimógena para acabar comiendo helado (sin té) junto a mis dos gatos, ya ves, la vida a veces es un transigir la soledad...
ResponderEliminarLas colas de los supermercados me vuelven loco, en el peor sentido. Me obsesiono con los artículos que faltan para que me toque a mí pagar, cuento los que hay en la alfombrilla, intento contar los que posiblemente hayan en las cestas de los otros, me fijo en como la gente enseguida coloca la barrerita de "siguiente compra", me fijo en el chicle de la cajera, en como mira a sus compañeros, me fijo en las ofertas de última hora, en el segurata que me mira porque yo ya tengo cara de desquiciado peligroso, en la anciana que me clava la cesta en el culo, en el hilo musical que parece que cada vez está más alto, en todos esos colores que pasan a ser agresivos. Y quiero escapar. Por eso hace tiempo que solo frecuento ultramarinos -pocos-, chinos y dominicanos. Además me fían, me aconsejan y puedo preguntarles por recetas que jamás haré, porque me gusta hablar por hablar, preguntar cosas tópicas para ver qué dicen, como lo dicen. He llegado a reírme durante 10 minutos con la mujer del chino y creo que ninguno de los dos sabíamos de qué nos reíamos. Da igual. Seguro que en yo me reía de algo que había mangado y ella de algo que me había vendido en mal estado. Aunque no creo. Da igual.
ResponderEliminarJajaja Diego...sí, bueno, tienes razón, yo seré de las que acaba yendo a los pakis, al menos allí no hay familias domingueras.
ResponderEliminarCarlota, ayer ví Coffe&Cigarettes, me acordé de ti, creo que la vi por tu blog. No comas helado ahora, recuerda la operación bikini, por eso bebo té jajaja para superar el vacío existencialista que ya no sé si entre tanto vacío me acompaña o me incomoda mi soledad. Creo que en el fondo me gusta mi soledad, la prefiero a ella que a un marido en chandal.
Saludos!
Si estás en plan soledad dominical, hazte con la película "París, Texas". Me acabo de acordar de ella y merece la pena.
ResponderEliminarSoledad dominical? eso que es? jaja veré la película, pero estoy como quiero estar, no me molesta la soledad ni su ausencia tampoco.
ResponderEliminarJaja, me refiero a que el domingo es un día que uno no necesita ni se ve obligado a ver a nadie. Si uno trabaja o estudia o algo parecido está obligado a estar con gente durante toda la semana. Blof, era un tópicazo, haces bien en amonestarme.
ResponderEliminarParis-Texas era la película favorita de Kurt Kobain. Desde que lo supe empezó a ser otra película. Creo que la mirada del prota es la mirada más triste que he visto jamás, y esa música y el paisaje y esa sensación de pérdida. En fin...lo del helado ya he renunciado a la operación bikini, desde que veo MAD MEN me da igual estar entradita en carnes, casi todas las actices porno lo están y nadie dice nada. En cuanto a la soledad celebro que la disfrutes, por lo menos la disfruta alguien, yo la mia la aborrezco pero sé maquillarla muy bien sobre todo cuando voy sola al cine, se me da bien poner cara de "¿que pasa? voy sola al cine porque soy una chica interesante".En cualquier caso, todo antes que un marido en chandal. Es lo que dice mi madre cuando le sigo que quiero casarme de blanco y por la iglesia "un día bonito y cuarenta años de dormir con un señor que ronca". Eso es el matrimonio para ella. Bendito sea el feminismo de los setenta.
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