“Cuando compartes, no estás solo.”
Han Nefkens. Fundación ArtAids.
Cartel de la exposición |
Verde, lila y azul, son los colores que presenta el cartel de la exposición You are not alone que desde el día 1 de julio se exhibe en la Fundación Miró de Barcelona. Dichos colores son fríos, hielan la sangre, igual que el tema que se va a tratar.
El sida lleva diagnosticado en nuestra sociedad más de treinta años, y aún hoy siguen existiendo problemas de marginación social y rechazo hacia las personas que presentan el VIH. Antes de que el sida impactara con fuerza en la década de los ochenta en nuestra cómoda y desarrollada vida “capitalista”, no era más que una enfermedad tercermundista de la cual se sabía muy poco, era simplemente algo que ocurría allá fuera, nada por lo que preocuparse, algo fuera de las puertas del Paraíso. Pero nos equivocábamos, y aun hoy seguimos equivocándonos. El porcentaje de la población actual diagnosticada es más elevado de lo que pensamos, y hoy en día poseemos una información y unos medios de los que carecíamos cuando se detectaron los primeros casos, pero aun así seguimos exponiéndonos y erróneamente pensamos: no, eso no me pasará a mí. Sin embargo, el VIH es algo que nos toca a todos de cerca de una forma u otra.
Este es el motivo del discurso de apoyo que expone y dirige esta muestra artística hacia las personas afectadas de algún modo por sida, y que intenta, sobre todo, hacer entrar en un recorrido de reflexión, al público, al ciudadano de a pie en general, sobre la discriminación y el estigma que, consciente o inconscientemente, aplicamos sobre las personas enfermas de sida.
Aun hoy, en lo que denominamos “primer mundo”, existen personas afectadas que no pueden llevar una vida normal, y que hechos como adquirir un trabajo, por ejemplo, les es denegado debido a su causa, por el mero hecho de que, si bien es cierto que se ha avanzado en el desarrollo de la investigación para el aumento de esperanza de vida, y se han dado progresos científicos que hacen más fácil la cotidianeidad en sociedad, no ha habido un avance en la sociedad en sí, que es en muchos casos, quien aleja al enfermo .
No existe, en muchos casos, la aceptación del hecho, por eso el mensaje hacía estas personas está claro: no estáis solos. Pero la problemática no son ellos, obviamente, sino la concentración de mentes cerradas anegadas de miedo y desconocimiento que rigen gran parte del mundo.
En una entrevista de trabajo es común que puedan preguntarnos una serie de inoportunidades como si estaríamos dispuestos a trabajar con una persona infectada por VIH. ¿A qué se están refiriendo? ¿Qué no ven que convivimos con gente con sida todos los días? Las personas afectadas son uno más de la cadena del día a día, y deben incluirse en esa rutina de la que todos participamos. Una persona con sida es aquella a la que te cruzas en un paso de cebra, la que está contigo en la cola del pan, la que se sienta a tu lado en el metro… ¿Y a caso vivimos impregnados de rechazo esas situaciones? No, pero seguramente se deba al desconocimiento de la causa. Lo que se intenta conseguir en esta exposición es precisamente una asimilación de dicha causa, una aceptación y comprensión del hecho.
Si recorremos el gran espacio expositivo nos encontraremos con quince salas blancas que comunican entre ellas y muestran las obras siguiendo un sólido discurso que une un conjunto de ideas bien establecido: la lucha contra la discriminación es necesaria.
La primera sala expone la obra (para servidora una de las más impactantes de toda la exposición) de Danh Vo, IV julio, MDCCLXXVI (2011), el artista toma como punto de partida dos imágenes de la Estatua de la Libertad realizadas por dos artistas americano que murieron de sida, Paul Thek (1933-1988) y Martin Wong (1946-1999), y a partir del detalle de las llamas del fuego de la antorcha que porta la estatua, construye una reinterpretación del símbolo, así como ha habido una sobreexposición de la imagen negativa del sida. Sobre una confortable lona de plástico se encuentra una multitud de llamas, mientras que alejada de ellas, sobre una base de cartón vulgar, se encuentra una llama solitaria. Debería haber lugar en esa confortable lona para una llama más, ¿verdad?
La segunda sala recoge el irónico e irreverente trabajo de esta pareja artística, Elmgreen & Dragset, dos piezas, New blood (2011) y AIDS is a good business for some (2011), que presentan, por un lado, una versión del Fauno de Barberini, con una clara alusión homoerótica, recibiendo una transfusión de sangre, mezclando la tradición clásica reconocida por todos con el arte más contemporáneo; y una especie de crítico-panel lumínico publicitario, que recuerda a las obras texto-performáticas de la artista Jenny Holzer, donde se van mostrando mensajes que aluden al negocio que supone la pandemia, y la vertiente lucrativa de las crisis sanitarias.
Bella es también la obra de Otto Berchem, Deadheading (2005), quien con una visión poética crea su instalación que se enmarca dentro de la tradición artística del memento mori (a todos nos llega la hora). Un simple jarrón lleno de flores marchitas, enfermas, de las que ya sólo quedan los tallos, se eleva en un blanco pedestal, en el suelo, tomando contacto directo con el entorno expositivo, se encuentra una montaña de pétalos caducos que recuerdan a los caídos, los que estuvieron en la flor de la vida, pero ya no están.
Si bien el lazo rojo, símbolo internacional del sida, se encuentra rodeándonos en nuestro día a día, pero queda invisible a nuestros ojos a causa de la elusión que hace nuestra mente. Así nos lo muestra el artista David Goldblatt en una serie de fotografías tomadas entre 1999 y 2007 en paisajes sudafricanos. Todas las imágenes tienen en común la presencia de dicho lazo, sin embargo Goldblatt alude a la pérdida de efectividad de este símbolo y a la falta de implicación del gobierno para detener los efectos devastadores de la enfermedad.
La vídeo-proyección también está presente en esta exposición con trabajos como el de Deimantas Narkevicius, Restricted Sensation (2011), que toma como partida la primera manifestación celebrada en Lituania a favor de la homosexualidad. El artista hace referencia a la homofobia que caracterizó el sistema soviético, y que aun hoy en día, sigue teniendo muchos adeptos en algunas regiones. El mediometraje muestra la historia de un chico homosexual acusado del asesinato de una joven, donde en el interrogatorio se ve sometido a varios comentarios discriminatorios. ¿Quién podría hacer esto sino una persona que fuera diferente? – le preguntan.
Incluso polvo y ladrillos se exhiben en esta muestra, Tkaf (sortilegio, 2011), por parte de la artista marroquí Latifa Echakhch, quien con esta instalación, en la que la pulcra pared blanca queda impregnada de manos manchadas en polvo rojizo, pretende recordar el escándalo que se dio en Francia tras las transfusiones de sangre seropositiva, que se produjo en los ochenta, donde hubieron más de dos mil implicados.
Y como en el caso de la obra de Elmgreen & Dragset, se vuelve a recurrir a la publicidad y el diseño gráfico, esta vez de la mano del artista Matthew Darbyshire, con Resorce room (2011), quien llama a la reflexión tras la proyecciones de varios testimonios de personas portadoras de VIH que pueden ayudar al espectador al intercambio de anécdotas, conocimientos y experiencias que sirvan para combatir el posible miedo o el desconocimiento sobre la enfermedad, y carteles publicitarios (de papel higiénico, incluso ya sale el perrito de Scottex), que recuerdan al trabajo AIDS Timeline (1989/1991) de los activistas Group Material, y que actúan como campañas de concienciación sobre la causa.
Un acceso para todos debe ser posible; como bien muestran los offsets, Acces for all (2004) de artistas como Leandro Erlich o Shirin Neshat, que presenta la exposición y que se exhibieron en la Bienal Internacional sobre el Sida.
Otros de los artistas que participan en la exposición son Christodoulos Panayiotou, Lorena Zilleruelo, Shirani Shahbazi, Juul Hondius, Araya Rasdjarmrearnsook, Sutee Kunavichayanont, Lucy y Jorge Orta, y los españoles Pepe Espaliú (1955-1993) y Antoni Miralda.
Artistas que trataron el mismo tema con anterioridad, aunque de manera muy distinta, bajo el punto de vista de lo abyecto como ventana al mundo de lo que quería obviar la sociedad norteamericana en la década de los primeros brotes de infectados, fueron Cindy Sherman y Robert Gober.
Así pues, la sensación que obtenemos (o al menos que yo obtuve) al finalizar la exposición es la de librarse de falsos prejuicios, cuestionar el establishment, el posicionamiento de la sociedad y de la fuerte acción social que es necesaria y se debe emprender ante causas como estas.
Por una vez, cabe destacar, que aunque había un público de una treintena de personas en la exposición, el ambiente fue correcto y adecuado para el disfrute de ésta; hecho que no suele suceder con frecuencia debido a ruidos externos que se dan a causa de la mala logística en la distribución del espacio, padres que intentan sin éxito que niños pequeños permanezcan en silencio, o vigilantes de sala que se aburren de estar contemplando lo mismo todo el día y se dedican a charlar con otros de sus compañeros.
Existen un par de actividades relacionadas con la exposición. El sábado 10 de septiembre se proyectará una serie de videos de artistas relacionados con la temática, y el jueves 15 del mismo mes, a las 19.30h, se abrirá un debate en torno a la problemática social del sida a cargo del director de la Fundación Artaids, Han Nefkens, y del Doctor Bonaventura Clotet, fundador y presidente de la Fundació Lluita contra la sida.
La muestra seguirá su curso itinerante hasta Vigo, donde en el Museo de Arte Contemporáneo (MARCO) se exhibirá del 21 de octubre de 2011 hasta febrero del 2012.
YOU ARE NOT ALONE. Comisariado: Hilde Teerlinck e Irene Aristizábal. Obras de varios artistas. Fundació Joan-Miró (www.fundaciomiro-bcn.org) con la colaboración de Fundación ArtAids.
Del 1 de julio al 18 de septiembre de 2011. FINALIZADA.
"Ars longa, vita brevis"
Impresionante.
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