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In-Out
(Antropofagia), de la serie Fotopoemacción, 1973. Fotografias en blanco y
negro, 25x38 cm (c/u). Colección particular, San Paulo, Brasil. Foto: Max Nauenberg.
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Estos
días se presenta en Barcelona la rica e inetiquetable obra de la artista
brasileña Anna Maria Maiolino. Del productivo trabajo de la artista, se han
seleccionado series más antiguas y otras que son totalmente nuevas. Todas las
obras expuestas presentan diversidad de materiales, medios, experiencias…y
quedan distribuidas en dos plantas de espacios abiertos con paredes blancas. A
la disposición del visitante encontramos las audio guías y los trípticos
informativos.
Anna
Maria Maiolino nace
en Scalea, Calabria, en 1942, y emigra con su familia a Brasil a los 18 años.
Participa en el movimiento del arte neoconcreto, dicho movimiento renovó
el arte brasileño. Ella abandonó la abstracción geométrica y se decantó por la
creatividad de lo subjetivo, la inspiración de la sociedad, el cuerpo y lo
abyecto a través de una estructura rizomática.
“Cuando me agoto vuelvo a los inicios, es un proceso de
alimentar, digerir y defecar”
Su
obra se ha desarrollado siempre a través de una gran variedad de medios:
poesía, fotografía, vídeo, y sobre todo, dibujo. Y también a través de una gran
variedad de materiales: arcilla, yeso, vidrio, madera, papel, barro… Trabaja de
forma libre, creativa e intensa. Su amplitud temática no sigue un desarrollo
lineal temporal, lo que le permite llegar a más gente a través de muchos iconos
y lenguajes, sin importar tiempo o lugar.
En
sus primeros trabajos en la década de los 60 se ve una clara inspiración vital
y orgánica, natural, la temática del cuerpo (Glu Glu Glu, 1966-67), a la
que volverá en las décadas de los 70 y 90. También encontramos en sus esculturas que
tratan el tema (Mais e Mil, 1995), unas formas escatológicas,
instalaciones que agrupan dichas formas primitivas de modo repetitivo, básico,
simple, rutinario, cotidiano, instintivo. Iguales pero todos diferentes, como
los humanos. En una de sus series de la década de los 70, presentó unos dibujos
en los que se interesaba por la existencia del + y el -, lo opuesto, la
ausencia y la presencia (Buracos, 1972-76) donde se utiliza el papel no
como un soporte, sino como un medio de creación. El interés por el espacio
negativo hizo que en algunas de sus obras apareciera el proceso de trabajo y lo
desechado como resultado final (La sombra del otro, 1993) en las que el
molde con el que se hace la escultura acaba cobrando más importancia que ésta
en sí.
Cabe
destacar la influencia que causaron los años de dictadura en Brasil en algunos
de los trabajos de la artista. El vídeo In-Out (Antropofagia, 1973) nos
habla de la censura y la falta de expresión y de libertad en esos tiempos.
Quizás la performance más conocida e impactante, por mi parte, sea Entrevidas,
1981. Esta obra se realizó en el momento en que el país brasileño empezaba
a abrirse a la democracia. Un campo minado de frágiles vidas (huevos) se
presenta frente a nuestros pies, lo atravesamos con sumo cuidado bajo una tela
blanca que simula el cielo y el más allá; en el centro un altar con la
culminación del proceso, la muerte ascendente. Mientras pensamos: la humanidad
tan débil y la vida tan efímera, la muerte tan simple como pisar un huevo.
“Ser,
hacer, pensar”/“Gesto, repetición, memoria”. GRISELDA POLLOCK. Jueves
11 de noviembre de 2010. Fundación Tàpies, espacio C (auditorio).
Pollock
basa la exposición de Maiolino en torno a un discurso feminista acometido desde
una voluntad crítica, busca desmantelar los significados asociados a la disciplina
de la historia del arte buscando constantemente las relaciones entre
sexualidad, subjetividad y poder que refleja claramente en sus obras la artista
brasileña. En general, analizar el lugar de las mujeres en la historia de la
cultura exige una deconstrucción radical del discurso de la historia del arte.
Ello igualmente impone que se genere un nuevo discurso que supere el sexismo
sin reemplazarlo por su simple contrario.
Griselda
valora el trabajo que hace la artista con las manos, la arcilla, por ejemplo,
la encuentra sensual e infantil ¿quién trabajaba así en los 90 la era de la
tecnología? Maiolino también lo relaciona con el arte povera, y no al
minimal dónde la han querido encasillar algunos, que concede un nuevo
valor a los procesos y aspectos del trabajo del hombre en su cultura vinculados
a los campos y al trabajo manual.
La
organización de la sensibilidad es un aprendizaje fundamental para el artista,
que debe poseer un modo singular de ver y sentir. Sin embargo, debe acompañarse
de lo que conecta sensibilidad y mundo, a saber, el lenguaje, formar y
vincular: un comunicar que es interrelacionarse, dice Pollock. La angustia de
hacerse a uno mismo está estructurada. Ella hay creado para si un lenguaje que
registra a través del gesto de la mano móvil, la diferencia creativa del
devenir repetitivo de la fama, la vida, la muerte y el lugar de la memoria de
su espacio conmovedor y frágil. Para Griselda, Maiolino intensifica su
maternidad con sus palabras lúdicas y
poéticas como sus gestos en un arte que es genuinamente creativo,
coherentemente ético y está arraigado a la vida.
"Ars longa, vita brevis"
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