miércoles, 23 de noviembre de 2011

CLAUDE CAHUN. Surrealismo andrógeno

Íntima y poética al mismo tiempo que revolucionaria y transformista, así era Claude Cahun (1894-1954) y así se muestra su obra.


Esta exposición itinerante formada a partir de una video proyección y unas 115 fotografías -que lleva por título el mismo pseudónimo de la artista- está organizada por el Jeu de Paume de París, en cooproducción con la institución barcelonesa y The Art Institute of Chicago; los comisarios Juan Vicente Aliaga y François Leperlier quieren no sólo mostrar la unidad y la diversidad de Claude Cahun, sino también dar a conocer su singularidad e inusual intelectualidad para la época.

En realidad fue Lucy Schwob, nacida en Nantes, quien más tarde (1917) adoptaría el ambiguo nombre de Claude Cahun para su faceta artística. Aunque fue conocida sobretodo como escritora, son sus autorretratos fotográficos los que han dado la vuelta al mundo. Si bien su arte no se conoció hasta principios de los ochenta hoy en día es líder de influencia en colectivos, artísticos o no, que destacan por su rebeldía contra el sistema y la opresión abogando por la libertad de expresión del individuo a todos los niveles.



La exposición se divide principalmente en siete ámbitos. El primero es la “metamorfosis de la identidad” que muestra una serie de fotografías llevadas a cabo durante 1913 y 1920. Aquí aun con el pelo largo, Claude nos muestra su conocimiento de la historia grecolatina al retratarse en primer plano sólo su cabeza con sus cabellera alborotada cual Medusa, y su gusto por el exotismo que adoptó también en parte de los conocimientos espiritualistas de su abuelo León Cahun. Es ya en este primer periodo, en 1913, cuando se rapa la cabeza y empieza la búsqueda del mito, el juego de metamorfosis donde intenta alcanzar la propia identidad personal, el reflejo de un andrógeno y surrealista “yo”.

El segundo ámbito delimita la “poética del objeto”. Alrededor de 1925 publica “Heroínas” siete relatos cortos e irónicos sobre arquetipos femeninos, en memoria de las “moralidades legendarias” y actúa como colaboradora en diversas revistas o periódicos. Se inicia el tanteo con la combinación de objetos poniendo en escena, componiendo figuras surrealistas, que tendrán su momento decisivo durante 1936 a través de la exposición que se realizará en torno a este movimiento estilístico.

Si bien Cahun desarrolló su arte dentro del movimiento Surrealista no fue como lo hacían la mayoría de las mujeres dentro de este ámbito, es decir, no actuó de musa arrodillada ante el hombre cómo Gala, por ejemplo, sino que perteneció a la acción, a la creación.

En la sala “metáforas del deseo”, en contra de la exhibición directa y explotada a través del arte del cuerpo femenino, la artista nos enseña una postura eróticamente enmascarada. La multiplicidad de un ser que a través de autorretratos autobiográficos se muestra como su novia, como su padre, como un ser monstruoso – con un curioso parecido a Nosferatu, si se permite la comparación- o como alguien que no conocemos en absoluto pero que entra dentro del rol de la ambigüedad del ser, del género sexual desdoblado entre lo femenino y lo masculino unido al mismo tiempo, o mejor aún, del no-género provocado por el imaginario.
El dúo que formaban ella y su pareja, Suzanne Malherbe quien utilizaba el pseudónimo de Marcel Moore, queda latente en la sala titulada “entre nosotras” donde se exponen algunas de las colaboraciones conjuntas que hicieron que su arte fuera de cierto aire excéntrico y libertino, al igual que sus personalidades. Suzanne realizó fotomontajes a partir de sugerencias de Cahuen, por ejemplo, que se usaron para ilustrar la publicación de otro de sus libros Aveux non avenus (1930). A modo de curiosidad, un retrato de ambas refleja la sorprendente similitud de la pareja.

En “encuentros electivos” se muestra una serie de retratos y cartas de destacadas personalidades de época a las que conocía la artista. Nombres como André Breton, Robert Desnos, Henri Michaux…muchas de ellas de las representaciones del grupo de teatro Le Plateau donde interpretó algunas papeles en 1929.

En 1937 se muda a la isla de Jersey en Inglaterra junto a Suzanne. No hay que olvidar que Cahun vivió durante la Segunda Guerra Mundial y esto influenció en su vida y obra. En la sala “poesía y política” se ve, a través de fotografías y manifiestos, como la lucha personal de la artista contra los colectivos de extrema derecha o directamente los nazis, se desarrolló a través de la acción irónica, la revuelta y la provocación. Las actividades políticas llevadas a cabo contra las tropas de ocupación hicieron que fuera arrestada por la Gestapo y condenada a muerta, aunque fue puesta en libertad el 8 de mayo de 1945.

El último ámbito de la exposición lleva el nombre de “más allá de lo visible” y se trata de una serie de (magníficos) autorretratos –bien se podría decir performáticos- muy simbolistas en los que ella, ya de una cierta edad, pasea con los ojos vendados, dejándose guiar sólo por su intuitivo gato, con la imagen de un cementerio al fondo.

Claude Cahun muere en 1954 en la isla de Jersey.

La video-proyección narra relatos de testimonios vivos de la isla de Jersey que conocían a las artistas, y también se hace una especie de retrospectiva u homenaje de su obra, una reinterpretación, re-make de otras personas de algunas de sus más famosas fotografías.



Lo conclusivamente fascinante aquí es el hecho de que esta artista se adelantó casi un siglo a los discursos más actuales que concentran buena parte de las experiencias artísticas de la década de los 90 del siglo XX. Trabajos de mujeres como Cindy Sherman o Sarah Lucas -y personalmente me gustaría mencionar también a Francesca Woodman-, quienes cabe comentar que no conocían la obra de Cahun, bien podrían haber estado influenciada por ésta. Si bien yo tenía una gran autoestima en originalidad e innovación, y por supuesto descarada provocación, a la obra de Sherman ahora es en cierta manera ligeramente desbancada por el trabajo anterior y sin precedentes de Claude Cahun.

Todo este discurso se desarrolla en la primera planta del palacio, un espacio dividido en diferentes estancias muy amplias y totalmente blancas. La luz es la adecuada y está controlada para no sobreexponer al negativo fotográfico. Tanto al principio como al final del recorrido expositivo se dispone de varios catálogos y publicaciones sobre la artista donde uno puede informarse y documentarse profundamente en comodidad (gracias a los sofás que se encuentran en una de las salas del palacio decorada al estilo rococó).

La exposición viajará del actual Palacio de la Virreina Centre de la Imatge de Barcelona (27 de octubre de 2011 - 29 de enero de 2012) al Art Institute of Chicago (25 de febrero de 2012 - 3 de junio 2012).






---------------
 
Crítica presentada en clase de máster de la UB
 
"Ars longa, vita brevis"

No hay comentarios:

Publicar un comentario