viernes, 25 de noviembre de 2011

ESTUDIOS VISUALES II. La asignatura en la que la profe no sabe ni escribir Nietzsche correctamente.

Doce reglas para una nueva academia: la “nueva historia del arte” y los estudios audiovisuales.


Análisis al texto de Anna Maria Guasch. Disponible en la web de Estudios Visuales.


Que los Estudios Visuales pretenden desafiar y desbancar el carácter disciplinar de la Historia del Arte a estas alturas es más que evidente, pero ¿es realmente aprobado por la mayoría como algo necesario, efectivo y conveniente? Personalmente me arriesgaría a decir que esta pregunta tiene una respuesta negativa, es más, yo tampoco estoy muy convencida de que este cambio deba producirse, si más no, veamos qué dicen los favorables a los Estudios Visuales al respecto.

Se presenta a continuación lo que se ha denominado como “las doce reglas”, una especie de directrices y razones que debería adoptar la “nueva academia” y que ayudan a esclarecer los argumentos del porqué de esta sustitución de la metodología de la Historia del Arte como la conocemos hasta ahora.
Cierto es que los campos de la autonomía del arte y la interdisciplinariedad de éste han sido las principales causas de pavor y negación a una aceptación de los Estudios Visuales.

Adorno, Krauss o Foster tenían miedo a comenzar de cero. Y es que el hombre teme lo que desconoce, y los Estudios Visuales en aquella época y también hoy en día, siguen siendo para muchos grandes desconocidos. Por lo que se puede entender que si se pierden las habilidades del connaisseur, su especialización y su manera de procesar su trabajo en la historia, se alcanza la sensación de estar perdiendo información y seguridad en el campo del arte que hasta ahora se tenía tan cubierto. Si se prepara a un historiador como interdisciplinar en vez de como especializado, creo personalmente que se tiene la sensación de una extraña aura de eclecticismo, es decir, se sabe un poco de todo pero de nada en profundidad, por eso se valora el trabajo del especialista en una materia especifica. Un ejemplo de la vida diaria para afirmar nuestra convivencia y acuerdo con el campo de la especialización sería muy sencillo; cuando vamos al médico para obtener un diagnóstico conciso, ¿nos conformamos con la opinión del médico de cabecera o pedimos la opinión del especialista en materia?

Por otro lado se encuentra el peligro de la libertad. Si se abre la veda y se amplía el territorio de la autonomía del arte se vuelve a caer en la arbitrariedad y el peligroso pluralismo artístico del tout est art, así lo creían historiadores como Krauss o Foster. Por esta razón se mantenía, en cierto modo, la línea divisoria entre la alta y la baja cultura artística, simplemente por el miedo de crear unos nuevos parámetros artísticos que ampliaran horizontes y traspasaran fronteras.

La imagen tiene mucho poder. La imagen quiere ser libre, pero en mi opinión eso conlleva un peligro, un peligro de comunicación, de comunicación de masas. Hay un acuerdo en darle cierta autonomía y cultura (que no culto) a la imagen pero aun hoy en día se necesita de textos y palabras que acompañen a según qué imágenes, no para crear una alienación de pensamiento mecanizado (aunque a veces se use para estos fines, como es el caso de cierta publicidad) sino para evitar malentendidos mayores. A veces con la imagen se puede estar obteniendo sólo la mitad de la información (si es que hay información que obtener), lo mismo que ocurre cuando sólo se dispone de un texto. ¿No sería lo ideal unir siempre ambas cosas? Se critica a Adorno y al arte para eruditos…quizás el hecho de mostrar sólo la imagen sería precisamente un mensaje que sólo entenderían correctamente dichos eruditos.

Aun así, abanderadas por la hibridación, la inclusión y la alianza vienen guiadas las doce reglas:

1. Lo visual vs arte.

La palabra visual sustituyendo a la palabra arte significa la pérdida de autorreferencialidad, fundacionalismo y esencialismo por imagen fílmica, televisiva y virtual. Desde los Estudios Visuales se reivindica una visualidad no unida a los procesos clásicos de percepción, sino un proceso centrado en la subjetividad. ¿En la subjetividad? Se supone que de este modo se busca por la versión deconstructiva, semiótica y posestructuralistas versus la unidireccionalidad del sistema interpretativo logocéntrico. No se aboga aquí por lo logocéntrico, sólo por el hecho de comprensión de la incompatibilidad de etnia y cultura frente a la imagen.

2. Giro de imagen vs Giro lingüístico.

El texto cede su protagonismo a modelos de recepción y visualidad centrados en la condición del espectador, es decir, la subjetividad de la que se habla en la primera regla. ¿Es un arte hecho pues para el libre albedrío? En el texto Picture Theory, W.J.T Mitchell propone una construcción social de la experiencia visual, la imagen como hilo conductor entre sistemas, instituciones, discurso… ¿Para qué fin?

3. Lo visual, entre lo cultural y lo social

Se dice que se considera la visión una expresión cultural y de comunicación fundamental generalizada como el lenguaje. ¿Cuántas veces nos hemos equivocado por prejuzgar una imagen que estamos viendo? ¿Cuántas veces hemos sacado conclusiones erróneas por no dejar explicar a la palabra? Una imagen no vale más que mil palabras, sino que debería ser un conjunto que trabaje unido. El ser humano tiene por naturaleza la necesidad curiosa del cuestionamiento, y eso es algo que será eterno, no se puede pretender que un día el hombre admita dejarse de preguntar o culparle porque quiera una respuesta con significado. Todo esto obviando la manipulación que sufre la imagen, igual que la podría sufrir el texto, pero cabe destacar el uso que se hace de ésta por causas e intereses distintos.

4. Cultura vs Historia

Optar por la cultura antes que por la historia reporta movilidad, y crea pautas de trabajo comunes más allá de campos cronológicos o de época e incluso estilo. Puede que este sea un buen punto de desarrollo, siempre y cuando se tuviera en cuenta la diversidad cultural y que quizás dichos periodos cronológicos no pueden ser sustituidos tan simplemente puesto que han influenciado directamente en el tipo de arte que creó una sociedad concreta. La historia es fuente de influencia. La historia ha hecho la cultura.

5. El modelo antropológico

Esta regla se basa en el trabajo de Aby Warburg, Atlas Mnemosyne que acepta la premisa antropológica y utiliza incluso el psicoanálisis para entender los grandes gestos d la humanidad. Su trabajo se distribuía a través de setenta y nueve paneles donde se disponían aleatoriamente imágenes de todas las culturas y épocas, es decir, de un gran conjunto de memoria, ordenadas temáticamente pero buscando el aliciente humano no estético o histórico. Un archivo icónico del pensamiento histórico-subjetivo. Un ejercicio de transversalidad.

6. Interdisciplinariedad vs disciplina

Las disciplinas existen en la mayoría de trabajos corrientes que envuelven nuestras vidas ¿Por qué hemos de eliminarla de la Historia del Arte pues? Mitchell defiende que los estudios de cultura visual son un campo interdisciplinar o directamente indisciplinar. Un lugar de convergencia y turbulencia, de ruptura y alejamiento de la disciplina que sigue el intelecto. ¿Quién ha dicho que por ser especializado y pertenecer a cierta disciplina eso te incapacite para dar pie a un lugar de convergencia y conversación entre distintas líneas disciplinarias? Aunque por otro lado, sería interesante el hecho de fusionar la historia del arte con lo que son otros campos como la filosofía, la historia, la sociología, la literatura, pero lo mismo debería hacerse por ejemplo en otros estudios, no sólo en el campo del arte sería interesante esta unión, sino también en el campo de la medicina o la economía.

Mitchell distingue tres clases de interdisciplinariedad:
a) de arriba a abajo: que busca conocer la totalidad conceptual que cuenta con una organización piramidal y corporativa de conocimiento, y estudia los fenómenos culturales a partir del metalenguaje universal.

b) de abajo a arriba: compulsiva que actúa como estrategia hegemónica.

c) de dentro hacia fuera: esta sería la usada por los Estudios Visuales, que equivaldría a hablar de un cierto anarquismo. Un punto de acción.

7. Estudios Visuales y Estética

¿Qué es lo bello en los Estudios Visuales? De esta cuestión surge la necesidad del replanteamiento del componente estético y de la necesaria inclusión de los contenidos de la Cultura Visual en la categoría de arte. ¿Y quién dice que no lo estén ya? A partir de la postmodernidad entraron en juego y por supuesto que se tuvieron en cuenta los factores y el arte de lo que denominamos bad culture. Una serie de imágenes de televisión, cine, cómic, publicidad, graffitis y videojuegos se introdujeron en el mundo del arte y formaron parte de la historia de éste, sino hoy en día en Historia del Arte no se estaría hablando de artistas “callejeros” como Basquiat o Bansky, así que ¿Quién dijo que no estaban ahí? Ejemplos como estos son un recolecto de imágenes que muchas de ellas ya formaban parte de la misma Historia del Arte.

8. Cultura virtual vs cultura material

La imagen pertenece y está al alcance de la mayoría. La cultura virtual al estar unida a todas las nuevas tecnologías de siglo nos ofrece una cultura de red, una cultura rizomática que se expande por todos lados. La nueva imagen se convierte en incorpórea en el ciberespacio frente a la imagen material de los libros y los museos.¿Deben ser abolidas las bibliotecas, las galerías y los museos o el concepto de almacenaje y musealización por el mero hecho de tener acceso ahora a toda imagen a través de internet? ¿Qué ocurre si un día cae la gran red, que soporte físico nos quedaría si anulamos el valor e incluso la materialidad de estos espacios públicos? Porque se debe recordar que muchos de ellos son espacios públicos, es decir, del mismo fácil acceso que lo es la cultura virtual. ¿Qué hay mejor que observar la obra en primera estancia, es mejor a través de una pantalla de ordenador, no se desvaloriza así ciertamente un poco la imagen?

9. Inclusión vs exclusión

La cultura de masas. Se insiste en que todavía se conserva la distinción entre un arte de elite para unos solos afortunados y un arte popular para el pueblo. ¿Qué se debe hacer al respecto? Pues la novena regla propone una tercera vía que nos presenta la ampliación de la noción de arte que acorta las barreras (¿Qué barreras hoy en día? Se podría preguntar) entre el arte de “humanistas” y el “popular” como bien plantea Juan Antonio Ramírez. La inclusión de la bad culture en el mundo del arte hizo que personajes de elite y dinero compraran obras de artistas “callejeros” o contemporáneos, y no se limitaran a seguir coleccionando el prestigio seguro que se sabe que da siempre un Caravaggio, por ejemplo.

10. Campo epistemológico.

Se pretende una aproximación antihistórica de la visión, un mundo fragmentario con la ausencia de grandes narrativas. Un modelo rizomático, es decir, el árbol es filiación, el rizoma es alianza. 11. Estudios visuales y Academia. Los Estudios Visuales pretenden la abolición de las jerarquías establecidas por la Academia. La tradición del estudio cronológico, por ejemplo. Tradición que ya fue superada hace poco en la creación del museo TATE Modern en Londres, cuando se distribuyeron sus obras por orden temático y no cronológico. No es un mal recurso si se sigue un discurso coherente y con algo de lógica podríamos decir. 12. Semiótica visual Al dar el poder absoluto y generalizado a la imagen se finaliza con la problemática de la autoría, de la contextualización histórica y la poligamia del significado.

A modo de conclusión se determina que los Estudios Visuales llevan a elevar la imagen (la elevan, inconscientemente quizás pero la elevan) en la que prima su significado cultural más que su valor estético (existe una queja hacia la estética cuando algunas de las imágenes de los Estudios Visuales a veces no quieren significar nada, lo que las convierte en elementos estéticos).

Según la Cultura Visual, atrás queda la obra como mero reflejo de su contexto histórico, ¿pero por qué esa insistencia de querer romper la línea de la historia? El arte es el reflejo de una sociedad en un contexto histórico determinado, y se inspira muchas veces en crear de lo que percibe a su alrededor. No significa que por dicha inspiración creativa o reflejo el arte no sea autónomo en sí mismo o libre, tampoco que sirva de rodillas al fin de dejar constancia del momento en el que se haya o por lo que se haya rodeado. Si antaño podía calificarse más el fin del arte como reflejo de una época hoy en día se crea por motivos distintos. El artista es libre, si decide reflejar en su obra el contexto histórico o socio-cultural en el que vive y que luego eso se refleje y estudia como arte de cierta sociedad en una época ¿Qué problema hay? No detracto el rizoma, ni la unión y expansión de culturas, pero si cuestiono el azar y la sustitución del texto.




"Ars longa, vita brevis"

4 comentarios:

  1. Tengo preguntas, preguntas de novata, probablemente, después de leerte a ti y de leer el artículo de Guasch.

    ¿Realmente no crees que la Academia como la defienden, con sus campos de especialización y sus fronteras rígidas, está anquilosada? ¿Ves realmente incongruente un plan de reestructuración de los estudios formulado desde la amplitud de miras que tanto falta hoy, cuando cada cual se centra en su ombligo y el de su departamento? ¿Acaso la limitación del conocimiento es lo que está propugnando la "metodología tradicional de la Historia del Arte", bunkerizada tras la defensa de que saber un poco de todo es "saber menos"? Y, más importante: ¿acaso tú estás satisfecha con el conocimiento que has adquirido durante los cuatro años de tu carrera? ¿No echas en falta un enfoque multidisciplinar, antropológico, sociológico, histórico, filosófico? Tengamos en cuenta que la clasificación binomial con que se trabaja por norma general en la carrera es maniqueísta, esto es: lo bueno y lo malo, la obra de arte y la obra mediocre. ¿Se queda en esto? ¿En la interpretatividad de la obra, mediada por la convención academicista de un programa educativo?

    Me chirría esta defensa.

    Un abrazo,

    Judit.

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  2. Hola Judit. Pues verás, ante todo, no todo es o blanco o negro,no todo es o Historia el Arte o Estudios Visuales. Si conoces algo de los Estudios Visuales o has leído algo de Mitchell, por ejemplo, sabrás que éstos ni siquiera disponen de un programa eficiente (no estoy diciendo que la historia del arte disponga de uno tampoco) pero estas 12 reglas son meras teorías. Y sí, creo que la licenciatura es mejor que el grado que estableció Bolonia. Y sí, sé que mi carrera en estos 4 años ha tenido carencias, pero también depende de las asignaturas que se hayan escogido o de lo que se haya profundizado en materia personalmente. La carrera no es SOLO lo que te enseñan en la carrera, como bien sabrás, el 75% de los conocimientos se adquieren por cuenta e investigación propia. No veo mal que se haga un plan de reconstrucción de los estudios de historia del arte, pero no estoy dispuesta a sustituir arte por visualidad o a eliminar el texto. Mira, lo de los departamentos yo siempre lo he visto como comprar en las tiendas especializadas de barrio o en los grandes centros comerciales, realmente el hecho de que existan o no departamentos determinados no me parece que sea el problema principal. Por lo que me han comentado algunos alumnos de grado, ahora lo que se intenta es dar un conocimiento más multidisciplinar y en historia del arte hay bastantes asignaturas de historia y algo más de filosofía, no lo sé. Y tengo una amiga que hace Humanidades y me ha dicho que más o menos...No sé, yo creo que depende de lo ancho que uno sea de miras. No sé como será la historia del arte en el futuro o los estudios visuales, pero yo estoy contenta, en cierta medida, porque puedo decir que he tenido asignaturas de todo tipo, que he aprendido de ellas, al igual que he aprendido en mi busqueda privada sobre cosas de esas asignaturas. El profesor no es la élite de conocimiento que debe enseñarte de todo o cómo debe enseñarse o incluso qué debe enseñarse, todo eso al final de todo, acabas descubriendo que la élite eres tú.

    Un abrazo.

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  3. Por supuesto, recurrir a fuentes externas está a la orden del día. No se trata de una problemática de contenidos, sino estructural. "Departamento" es sólo una sinécdoque para hacer referencia a la compartimentación del saber, que es lo que a mí juicio es absolutamente pernicioso - y que, por otra parte, contraviene todos los principios que promulga la nueva investigación histórica, que son la aprehensión del tiempo como un continuum, pese a los requerimientos burocráticos que hacen que estudiemos asignaturas según la división clásica-. Este es el problema, entonces: la compartimentación de la historia y la adscripción de una obra a un período; y sus consecuencias metodológicas: empezar a establecer a partir de esta demarcación temporal - y no por sí mismas - sus características fundamentales. Si esto es lo que queremos, entonces admitamos la verdad: hacemos historia, y como tal tomamos la obra de arte como fuente informativa histórica. Aceptar esto es aceptar la limitación a que nos vemos restringidos. Historia, insisto, no arte.

    Pero nos interesa el arte (esto creo, al menos) y la comprensión global de la disciplina artística - en todas sus formas, técnicas y lenguajes - no va de la temporalidad y de las modas que cada tiempo promulga. Va de la intención y la conformación de la obra y sus puntos en común a lo largo de la andadura del hombre, de sus intenciones, de su surgimiento, de su deriva, de sus objetivos, de sus razones, de sus influencias, de la experiencia estética. Esto es, qué sé yo, antropología, filosofía, sociología, economía (historia también, vale; no voy a ser tan freak de tirarme piedras a mi tejado, y mucho menos de restarle importancia a la contextualización histórico-geográfica de una manifestación). En este sentido creo que la apuesta globalizadora y descentralizadora de los estudios visuales no es sólo necesaria sino que es la única manera legítima de acercamiento a esta realidad que queremos estudiar, que es la que a mí me interesa (personalmente estudio también historia, pero por razones distintas, por el sostenimiento autónomo de esa disciplina en sí).

    Entonces, mi conclusión es: estudiar historia del arte es que te den gato por liebre. Estudiar historia del arte es estudiar historia, y como tal tratar la obra no en su idiosincrasia sino como artefacto del tiempo que la genera. Insisto: para mí el arte no es eso. Por supuesto el debate se reparte entre los defensores y los detractores de uno u otro enfoque metodológico. Pero no pretendamos ser lo que no somos. Esto - según mi experiencia- sólo genera patrones de enseñanza obsoletos, recalcitrantes y basados en una academia renacentista. Nuevos tiempos = nuevos planteamientos. Seguir estudiando las reglas que regían y mantenían el arte hace siglos hoy, con la pluralidad de enfoques, formas, medios que influyen y lo conforman en la actualidad, es someterse a un conocimiento anacrónico.

    Como ves, soy pro visuales a tope, jajaja. Sólo quería dejar constancia de que este tipo de acercamiento, más que una perversión progre y de pretensión renovadora que te mueres, se me hace necesario para entender y tratar en profundidad... Bueno, lo que más amo del mundo.

    Besos, y siento el testamento que te he dejado.

    Judit.

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  4. Estoy de acuerdo contigo en muchas cosas Judit, aunque no lo parezca a simple vista, no soy tan Foster o Krauss. Nunca dije que no se pudieran mezclar las peras con las manzanas, sólo hay que mirar la sala anacrónica que hizo la Tate Modern de Londres. Se dispusieron diferentes obras de arte de distintas épocas históricas en un mismo espacio para hablar justo de lo que comentas en el segundo párrafo. Esa idea me gustó bastante. En fin, está claro que no se puede seguir enseñando a través de métodos pos-coloniales la Historia del arte (que no olvidemos que es historia, por supuesto) pero tampoco veo que todo lo que comportan los Estudios visuales sea la solución.

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