domingo, 14 de octubre de 2012

LA INFLUENCIA DE LOS GRAVEYARD POETS INGLESES Y LOS POÈTES MAUDITS FRANCESES EN LA LITERATURA ESPAÑOLA DEL ROMANTICISMO

El sublime y el patético son los dos nervios principales de toda poesía genuina.
Se denominó Graveyard poets (poetas de cementerio) a un grupo de poetas prerrománticos ingleses que surgieron en el siglo XVIII, alrededor de 1726. Dichos artistas reflejaban en sus poemas estrofas melancólicas sobre la muerte, la oscuridad, el silencio, los cráneos, los ataúdes y los epitafios, escritas en formas antiguas y de poesía popular. Ideas fantasmales y misteriosas que despertaron el sentimiento de lo sublime. Estos poetas, muchos cristianos e incluso algunos clérigos, usaron el espíritu de la noche para hacer contemplaciones sobre la mortalidad y la relación con lo divino. Hoy en día se les considera precursores del género de la novela gótica. Entre estos hombres se cuentan nombres como: Thomas Gray (1716-1771), Robert Blair (1699-1746), William Collins (1721-1759), y Edward Young (1683-1765), entre muchos otros[1].
El poema más antiguo atribuido a esta escuela, si es que podemos denominarla así, es A Night Piece on Death (Pieza nocturna sobre la muerte) (1726) de Thomas Parnell (1679-1718). Este poema contiene expresiones de lo terrible, narradas por la propia Muerte que es quien nos habla, que representan ideas de lo que se denomina sublime puesto que reúne varios de los elementos que acoge esta categoría[2]. Las referencias a las tumbas, la muerte, los huesos, la oscuridad, aquello que supera al hombre le hace sentir pequeño y frágil, mortal frente a una fuerza, una naturaleza, un terrible destino humano que no puede frenar. “Piensa, mortal, lo que es morir” (Parnell, 1726: 52). Ya comentó Denis Diderot (1713-1784), uno de los críticos  más celebres de la historia, en el Salón de 1767 a propósito de lo sublime, que es todo lo que sorprende al alma, todo lo que imprime un sentimiento de abismo y reflexión, y lo identifica con la oscuridad, por eso invoca recomendablemente a los poetas que sean tenebrosos.
Entrados ahora ligeramente en materia, podemos hacer referencia a la literatura española. José Cadalso (1741-1782) quien escribió Noches lúgubres -publicadas tras la muerte del autor por entregas en El Correo de Madrid[3] posiblemente entre 1789 y 1790- sembró los primeros brotes de lo que sería la obra prerromántica española.
José Cadalso fue hombre literato y militar español. En su adolescencia viajó por Europa y aprendió diferentes idiomas. Una vez acabados sus estudios generales empezó su carrera militar y participó en la campaña de Portugal. En 1771 una desgracia se cierne sobre él al morir su amada -famosa actriz de la época- María Ignacia Ibáñez. Esta muerte repentina le marcará hasta el punto de querer desenterrar a su amada para poder darle el último adiós, aunque este hecho se lleva sólo acabo en la narración de Noches lúgubres, la cual tiene ciertos puntos autobiográficos como este. Más adelante, en 1779 participó en el asedio de Gibraltar y fue ascendido a coronel. Murió en Gibraltar tras recibir un impacto de granada a los cuarenta años.
Cadalso, hombre al que se le podía considerar un ilustrado racional, escribe una obra irracionalidad, como un científico o una mente lógica sueña en la noche y exorciza sus verdades y pensamientos más profundos. Aquí se podría hacer alusión a la obra de Francisco Goya como ejemplo, aquella que decía que el sueño de la razón produce monstruos.
Las Noches son tres, en forma aparente de diálogo, aunque Tediato, el protagonista, desarrolla largos parlamentos o soliloquios. Todas las Noches empiezan con un monólogo de Tediato y terminan con reflexiones de él mismo. El lenguaje de Noches lúgubres vendría a ser prosa poética algo repetitiva con un componente lírico en donde abundan los esdrújulos y predominan los conceptos abstractos sobre la lógica. No obstante, no hablaremos aquí de su estructura, sino sólo de su temática y estética. En dicha estética el horror y el placer coinciden invocando así a la sensación de lo sublime antes comentada, tal y como la hacían sentir los Graveyard poets.

Nos tenemos que preguntar pues ¿En qué aspectos influenció la obra de los Graveyard poets a la literatura española de época poniendo como ejemplo el caso de Noches lúgubres de Cadalso denominado primer escrito prerromántico español?
La redacción de la obra comienza después de que la amada del autor, María Ignacia Ibáñez, muriera. Durante mucho tiempo se interpretó en clave autobiográfica, aunque la crítica actual rechaza este análisis para resaltar la influencia en mitos literarios a la hora de escribir la obra. Sin embargo, la más importante comparación es la que confluiría entre la obra de José Cadalso y el poeta prerromántico inglés Edward Young (1683-1765). Cuando José Cadalso viajó por primera vez a Reino Unido, hacía apenas unos diez años que Edward Young, considerado directamente uno de los miembros que formaba los Graveyard poets,había ido publicando, entre 1742 y 1745, sus nueve Night Thoughts (Pensamientos nocturnos), que tuvieron gran éxito. Las similitudes entre ambas obras empiezan a observarse sin dificultad. La obra de Young también tiene elementos autobiográficos, el nombre del personaje de Lorenzo de las Noches deriva de también de la obra de Young, donde está aplicado a un amigo a quien también el poeta dirige sus reflexiones, y finalmente ambas piezas tienen un trasfondo racional y moral comunes del período de la Ilustración que, aunque se esconda entre meditaciones fúnebres y expresiones oscuras y sublimes, es el estandarte de la obra.
Aunque quién sabe si quizás todas estas semejanzas sólo fueron incluidas por el autor para asegurarse un sello de garantía de la obra.
Además, la obra de José Cadalso también se vio comparada con otras, en este caso españolas. Nigel Glendinning [4] (1929) hispanista inglés especializado en el siglo XVIII y estudioso de la obra de Cadalso y otros artistas como Francisco Goya (1746-1828), relaciona las Noches lúgubres con una leyenda folclórica universal que tuvo su versión española, La difunta pleiteada, base de un drama, con ese mismo título, atribuido a Lope de Vega (1562-1635). Una mujer que después de sepultada retorna a la vida.
Entonces, teniendo en cuenta sus influencias y sus similitudes con otras obras parecidas, ¿Podemos considerar realmente Noches lúgubres como una novela romántica o no? Aunque así podría ser la mayor parte de los críticos creen que es una obra con ciertas notas prerrománticas. Para argumentar esta creencia basan su explicación en la razón. Critican que la idea de lo sublime y lo patético como la sensibilidad de la novela, representan una vía de acceso a la razón, algo típico de la Ilustración. Tal como se lee, el plan de desenterrar a la amada falla y se aleja del plano argumental principal, que pasa a explicar las malas jugadas por parte del destino que ocurren en torno a los protagonistas. Todo se desarrolla a través de un diálogo, algo también esencialmente ilustrado (al igual que las reflexiones que giran alrededor de la nobleza y la riqueza, también presentes).
Finalmente, Noches lúgubres gozaron de fama extraordinaria en el siglo XIX en España, sobre todo en los años del romanticismo. El libro conoció numerosas ediciones a pesar de la intervención de la censura y hasta de alguna transitoria prohibición inquisitorial[5].
Más adelante, en el siglo XIX en Francia y de la mano del pleno Romanticismo, hubo un movimiento literario parecido y claramente influenciado por el de los Graveyard poets. Fueron llamados Les poètes maudits (Los poetas malditos) a raíz de la publicación de una obra de uno de ellos, Paul Verlaine (1844-1896), que llevaba el mismo título cerca del año 1884. La obra de Verlaine hace referencia a seis poetas en concreto: Tristan Corbière, Arthur Rimbaud, Stéphane Mallarmé, Marceline Desbordes-Valmore, Auguste Villiers y a él mismo, bajo el anagrama de Pauvre Lilian. Pero con el tiempo pasó a denominar también a otros poetas que no necesariamente tenían que ser amigos de Verlaine, así que también podemos llamar de esta forma a François Villon, Aloysius Bertrand, Charles Baudelaire, Germain Nouveau, John Keats y Edgar Allan Poe, entre otros. El calificativo de “maldito” hace referencia a un talentoso poeta que entiende de su juventud, rechaza los valores de la sociedad, encabeza provocaciones peligrosas y revolucionarias, se alza como ser libre, bohemio, como genio incomprendido social y literariamente, y que generalmente muere antes de que su ingenio sea reconocido por su valor razonable. El artista y crítico decimonónico Charles Baudelaire (1821-1867) nos compara la idea del artista, del poeta romántico, como un reloj que se adelanta. La hora del artista va por delante de la hora de los mortales. Esta definición implica que el genio está siempre adelantado a su época y que, a causa de esto, no puede ser entendido.
Puesto que este movimiento tiene más connotaciones románticas que sublimes no encontraríamos en sus versos la oscuridad y el temor, la vastedad e infinidad de las estrofas de los “poetas de cementerio” del siglo anterior. Sin embargo, es importante su mención porque también tuvo una influencia en la literatura española del decadentismo modernista. Muchos escritores españoles se sentían atraídos por la vida dandi y la bohemia parisina de sus compañeros de profesión, que les llegaba a través de sus poemas en francés. Emilio Carrere (1881-1947) que fue poeta y periodista madrileño, era uno de ellos. En 1902 publicó su primer poemario Románticas influenciado por la obra de Gustavo Adolfo Becquer (1836-1870) y el spleen bohemio de los poètes maudits antes mencionados, en especial de Paul Verlaine, de quien tradujo sus Poemas saturnianos (1866) en 1928. En 1908l publicó un poema que le concedió una desmedida popularidad, “La musa del arroyo”. Este poema, incluido en su libro, El caballero de la muerte, refleja su concepción e influencia decadente de la vida del decimonónico y pecaminoso París que manejaban los poetas malditos.
A todo esto, si bien es cierto que existían unas reflexiones más místicas e ilustradas en los escritos del siglo XVIII de los Graveyard poets y en el caso español de José Cadalso, éstas se perdieron entre las líneas de los escritos de la vida bohemia del siglo XIX de los Poètes maudits y en el caso español de Emilio Carrere.
En cualquier caso, toda esta narrativa española a la que pertenecen casos como el de José Cadalso y Emilio Carrere es aun hoy en día un subgénero literario, pequeño y bastante desconocido, casi inexplorado. Delicioso.









Addison, J. (1990), Los placeres de la imaginación y otros ensayos. Madrid, Visor.
Argullol, R. (1983), La atracción del abismo. Un itinerario por el paisaje romántico. Barcelona, Bruguera.
Assunto, R. (1989), Naturaleza y razón en la estética del setecientos. Madrid, Visor.
Burke, E. (2005), Indagación filosófica sobre el origen de nuestras ideas de lo sublime y de lo bello. Madrid, Alianza.
Cadalso, J. (1993), Obra poética. Edición de Rogelio Reyes Cano. Cádiz, Universidad de Cádiz.
Cadalso, J. (1997), Cartas marruecas. Noches lúgubres. Edición de Joaquín Arce. Madrid, Cátedra.
Diderot, D. 1768 (2003), Salón 1767, Madrid, Antonio Machado.
Glendinning, N. (1962), Vida y obra de Cadalso, Madrid, Gredos.
                        (1977), The Interpretation of Goya's Black Paintigs, London, Queen Mary College.
Honour, H. (1981), El Romanticismo. Madrid, Alianza.
Janson, H.W / Rosenblum, R. (1984), El arte del siglo XIX. Madrid, Akal.
Kant, I. (1982), Lo bello y lo sublime. Madrid, Espasa Calpe.
Mari, A. (1979), El entusiasmo y la quietud. Antología del romanticismo alemán. Barcelona, Tusquets.
Parnell, T. (1726), A Night-piece on Death. The Literary Gothic, Univ. of Edwardsville, Southern Illinois, Nov. 27, 2005,
Schiller, F. (1992), Lo sublime. Málaga, Ágora.
Sebold, R. P. (1974), Cadalso: el primer romántico «europeo» de España. Madrid, Gredos.
Trias, E. (1982), Lo bello y lo siniestro. Barcelona, Seix Barral.
Voller, Jack G. (2009), The Graveyard School, The Literary Gothic, Univ. of Edwardsville, Southern Illinois, May. 6, 2009,






[1]( Voller, 2009)
[2] Los elementos sublimes son: el terror, la oscuridad, el poder, la vastedad, la sucesión e uniformidad, la magnitud, y la infinitud.
[3] El Correo de los ciegos de Madrid (1786, números 1 a 49), llamado después Correo de Madrid (1787-1791, números 50 a 422), se presentaba como «Obra periódica en que se publican rasgos de varia literatura, noticias y los escritos de toda especie que se dirigen al Editor», y tomaba forma en la Imprenta de José Herrera. Se publicaba dos veces a la semana (desde el martes 10 de octubre de 1786, número 1), hasta que en octubre de 1790 pasó a semanal, apareciendo su último número, el 422, el 24 de febrero de 1791.
[4] Glendinning, N. (1962), Vida y obra de Cadalso, Madrid, Gredos.
  Glendinning, N. (1977), The Interpretation of Goya's Black Paintigs, London, Queen Mary College.
[5] Un expediente fue iniciado por la Inquisición de Córdoba; la ocasión de la denuncia fue que un muchacho, por influjo de la lectura de las Noches, maltrataba a sus hermanos y amenazaba con quitarse la vida. La persona que descubrió y leyó el libro lo denunció por contener muchas expresiones escandalosas, peligrosas e inductivas al suicidio, al desprecio de los padres, y al odio general de todos los hombres. <http://es.wikipedia.org/wiki/Noches_l%C3%BAgubres> 2-7-12



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