martes, 27 de septiembre de 2011

STEPHEN SHORE Y SERVIDORA. La inspiración que me proporcionó UNCOMMON PLACES para DESERT PARADISE

Recuerdo que la primera vez que me hablaron de Stephen Shore, fue en clase de Postmodernidad, en 4º año de carrera. Su fotografía tenía un algo que golpeaba en mi alma como un martillo. Aquello me tocaba fondo y sólo yo sabía porqué, al igual que sabía que no todos los alumnos estaban sintiendo lo mismo. Cada uno ve un mundo cuando mira una fotografía. Shore tenía parte de mi mundo, y yo lo expresaría un tiempo después.

Igualmente, mi serie fotográfica Desert Paradise no está únicamente centrada en el trabajo de Shore, sino que se puede ver el afecto de la ruina y lo sublime que me enamora de la pintura del romanticismo alemán, en el caso de C.D.Friedrich, véase Abadía en el robledal, Caminante bajo la niebla, o el Monje en el mar; la importancia de la reflexión sobre de la maduración del individuo, el paso del tiempo, e incluso la soledad propia y extraña, que me inspiró el trabajo sobre el ser humano y los lugares de tránsito de Migration de Doug Aiken; la literatura de viaje de carretera y por supuesto, viaje interno de la generación beat de los 50, en este caso On the road de Kerouac; la poesía del silencio, y hasta el concepto de "Unheimlich" en "lo Siniestro" o "lo Ominoso" de Freud.



Este texto informativo sobre Shore pertenece a:
http://doingmyway.blogspot.com/2011/01/stephen-shore-uncommon-places.html

Fotógrafo autodidacta, influenciado profundamente por el libro American Photographs de Walker Evans, Stephen Shore decidió a la temprana edad de 14 años ponerse en contacto con Edward Steichen, el entonces encargado de la sección fotográfica del MoMA, para presentarle parte de su trabajo.

Steichen se llevó tan buena impresión que decidió comprarle tres obras, plantando a Shore en medio del panorama artístico y creativo del Nueva York de comienzo de los años 60.

A los 17, como amigo y colaborador de Andy Warhol, se paseaba a diario por The Factory, tomando instantáneas de todo lo que se cocía por allí.
En 1971, a sus 24 años, Stephen Shore disfrutaba ya del reconocimiento público que le otorgaba el haber exhibido en solitario en el Metropolitan Museum of Art de Nueva York.

Un año más tarde, en 1972, Shore se dió cuenta de que toda su vida había transcurrido en un escaso radio de varios kilómetros alrededor de la Gran Manzana, así que con la intención de descubrir el país, decidió emprender junto con un amigo suyo un viaje desde Manhattan hasta Amarillo, Texas.

Tal fué el shock que se llevó durante ese viaje, que nada más finalizarlo se embarcó en otro, ésta vez en solitario con la única compañía de su Rollei de 35mm.

Shore tomó fotos de todo lo que se encontraba a su paso, cada paisaje que captaba su atención, cada edificio, cada camarera que le atendía, cada habitación de hotel...
A su regreso, con los cientos de fotografías registradas, exhibió y publicó su trabajo American Surfaces que tuvo una acogida bastante pobre, debido en parte a la incompresión del mensaje que Shore quería mostrar, y a la poca calidad de las impresiones obtenidas de los pequeños rollos de 35mm.
Decepcionado, comprendió que la única manera de poder plasmar la auténtica visión de sus viajes era empleando un equipo que produjera resultados de mayor calidad, ésta vez llevando consigo una cámara de gran formato.

Shore se embarcó en una serie de viajes a lo largo y ancho del continente americano desde el año 1973 hasta el 1981.

El hecho de llevar encima una cámara de gran formato y el coste de cada placa fotográfica le obligaron a trabajar con otra filosofía, teniendo que tomarse mucho más tiempo en cada parada para montar el equipo, siendo más selectivo, viendo con más profundidad, desarrollando minuciosamente cada composición.
En 1982 se publicaba Uncommon Places y nacía un clásico. El impacto fue brutal, creando el libro más copiado, venerado y reconocido como influencia directa de la mayoría de fotógrafos de los últimos 30 años.

Con éste trabajo establecía las nuevas directrices del movimiento conocido como Nueva Topografía y abría por primera vez las puertas de galerías y museos por todo el planeta a la fotografía en color de gran formato como medio artístico, acotada hasta entonces para uso comercial.

Composiciones esquisitas con tal calidad y definición que uno puede pasarse horas recorriendo visualmente cada imagen descubriendo nuevos detalles.

Indudablemente, el trabajo de Stephen Shore ha adquirido un componente nostálgico con el paso de los años y ver ahora, 30 años después, esas calles plagadas de coches clásicos americanos es un valor visual añadido, pero incluso en el momento de su aparición, cuando esas imágenes "solo" eran una representación de la América presente, el virtuosismo de sus composiciones, su capacidad de control de luces y sombras, y el rango cromático de cada toma, daban valided a su obra sin la necesidad de la carga extra de melancolía.
Otros siguieron su estela, véase el trabajo de William Eggleston.

Stephen Shore es hoy profesor y director del Departamento de fotografía del Bard College, en el estado de Nueva York.

Algunas de las fotografías que forman parte de Uncommon places:







Algunas de las fotografías que forman parte de Desert Paradise:
 
 







Y como siempre he sido partícipe de, a ser posible, enlazar imagen con texto, este es el texto que acompaña a la serie Desert Paradise:

La soledad, la ruina, los lugares de tránsito y el paso del tiempo son los cuatro pilares de esta serie fotográfica. Todos los paseos conducen hasta nosotros mismos, toda meditación posible gira sobre nuestros sentimientos. El paisaje en sí, no importa si urbano o natural, es una construcción cultural abstracta que sostiene con hilos los restos destrozados de la idea de Paraíso. Paisajes silenciosos por la ausencia del hombre, paisajes que duermen. Algunos lugares comunes y habitados, que se encuentran ahora vacíos, en ruina, abandonados, libres, tumbas de historias, refugios de la psique envueltos en misterio. En tránsito. Maybe,waiting to be born.
Cuando se habla del concepto de lo sublime desde una perspectiva estética se evita la presencia del hombre porque el discursos estético empieza después de que los cadáveres hayan sido retirados. El placer de la ruina solitaria o la urbe desierta viene cuando aceptamos finalmente que tenemos muy poco control sobre el destino de nuestras vidas.
 
En este enlace podreis acceder al álbum entero:

https://picasaweb.google.com/112459575024909541932/DESERTPARADISE#


"Ars longa, vita brevis"

3 comentarios:

  1. Interesante entrada, como soy un ignorante reconocido de la fotografía ha sido todo un placer descubrir el nombre de tan afamado fotógrafo y parte de su obra, voy a mirar de curiosear algunas de sus obras.
    Me ha gustado mucho la reflexión de la introducción, del impacto que causó su trabajo sobre tu persona por verte reflejada en ella... supongo que cuando un artista o su obra nos impacta en el fondo es porque ha conseguido transmitir algo que llevamos dentro, y de repente lo sentimos y conectamos con la obra. Bueno, tu lo has explicado mucho mejor.

    me alegra ver que vuelves a reactivar el blog.
    un abrazo

    pd: una serie interesante la de tus fotos, algunas me han gustado. En la del metro sin embargo se colaron dos figuras, imposible fotografiar el metro de Barcelona vacío!!

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  2. Gracias por tu comentario Aka. Si, en el metro se colaron dos personas jeje, pero es un secreto. Y como comenta la introducción cada fotografía es distinta para cada persona que la mira, un día te encuentras con una que tiene un punctum que te toca en lo personal como tú sólo sabes...

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  3. Estupenda entrada y estupendas fotos. Algunas muy interesantes como todo lo que cuentas. Adelante con más. Saludos.

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