jueves, 18 de octubre de 2012

RICHARD PRINCE Y EL APROPIACIONISMO

“El apropiacionismo es un movimiento artístico desarrollado a partir de los años 80 que sigue el procedimiento de la apropiación. Transportado al campo de las artes visuales (ya sea pintura, escultura, fotografía…) se refiere al uso de elementos tomados o re-tomados, mejor dicho, para la creación de una obra. El artista Richard Prince es uno de los primeros apropiacionistas a través de sus re-fotografías.”
En este diálogo veremos en qué consiste el arte del apropiacionismo y lo haremos a través del pintor y fotógrafo Richard Prince principalmente, aunque también mencionaremos otros casos de artistas bastante conocidos en este arte. Las obras apropiacionistas que veremos serán imágenes fotográficas.
El apropiacionismo es un movimiento artístico desarrollado a partir de los años 80 sobretodo en el país de los EEUU que sigue el procedimiento de la apropiación. Transportado al campo de las artes visuales (ya sea pintura, escultura, fotografía…) se refiere al uso de elementos tomados o re-tomados mejor dicho, para la creación de una obra.



¿Por qué surgió el apropiacionismo? Como ya sabréis cada estilo artístico se contrapone al estilo anterior. Es decir, antes de la llegada del apropiacionismo, en la escena artística norteamericana de los años 50 y 60 se desarrollaba el arte minimal y el arte concepto, esto es la austeridad racional y el arte de la idea por encima de la forma y la imagen. Es por eso, que el apropiacionismo surgió en contra de estas corrientes, de estos movimientos para conseguir un retorno a la pintura, más concretamente, a la imagen y a su potencial narrativo, poético.
No obstante, muchísimo antes, en 1913, Marcel Duchamp presenta el ready-made, que no es otra cosa que el objeto común sacado de su contexto habitual y resumido como obra del artista, lo que dio un vuelco al concepto tradicional de arte. Su intención fue la de sacralizar y desmitificar el objeto artístico y demostrar que el artista, el hombre, no puede nunca empezar de la nada: el origen de sus obras parte de cosas ya hechas e inventadas.

En realidad, la tendencia apropiacionista tiene un claro punto de partida. Fue mostrada en la Nueva York de finales de los años 70, en octubre del 77 exactamente, por los artistas que participaron en la exposición Pictures (imágenes) llevada a cabo en el Artists Space comisariada por el crítico y profesor de historia del arte Douglas Crimp.
¿Cuál era la ideología de esta exposición? Pues desde una actitud reflexiva y apropiativa abría el arte a los medios de comunicación, a la publicidad, al cine…para explorar estas artes visuales y así crear imágenes a partir de estos media.
La exposición Pictures fue un proceso de “rematerialización” de volver a recuperar la imagen que había “desmaterializado” el arte concepto anterior. El caso es que las imágenes que formaban la exposición en ningún caso eran originales de la realidad o fruto de la imaginación del artista, sino imágenes apropiadas de otras imágenes del mundo circundante: eliminaban el significado que tenían las fotografías publicitarias, de tomas televisivas o cinematográficas o de la propia historia del arte para realizarles pequeñas manipulaciones (recortes, fragmentaciones, cambios de color…) y otorgarles un significado nuevo. Detrás de cada imagen siempre se podía hallar otra imagen.



Richard Prince (Panamá, 1949) artista americano, pintor y fotógrafo, se vale de las refotografías (fotografías de fotografías) para crear sus obras. Toma como soporte el mundo de la publicidad porque es donde se inscriben los mitos de nuestro tiempo, es decir, un mundo de lo ideal; en los anuncios de TV todo parece perfecto y feliz al usar cierto producto pero que en el fondo es un mundo de apariencias y de engaño, así puede hacer una crítica reflexiva de la sociedad que le rodea.


Primero realizó una serie de fotografías en color partiendo de anuncios publicitarios, pero su trabajo clave fue la serie Cowboys del 80 al 86 que son una serie de refotografías de anuncios publicitarios de la marca de tabaco Marlboro. Como vemos en esta diapositiva estos son los anuncios publicitarios en los que Prince modificó recortando y apropiándose de la imagen. Este fue el resultado. Con esta serie, Prince pretendía reflejar y reflexionar sobre la “manera de ser” norteamericana, del ideal masculino, un camuflado retrato del hombre de clase media, americano, con esa actitud masculina de héroe y mito, ese cowboy John Wayne, a mitad camino entre la ficción y la verdad. Que cuestiona y hace una crítica social en realidad de la identidad de una sociedad y del yo. Esta imagen fue subastada en Christie’s NY por 1 millón de dólares en 2005.







Sherrie Levine (Pensilvania, 1947) se negó siempre a inventarse sus propias imágenes. Actuó creando imágenes de otras imágenes apropiadas que acababan variando el concepto de la creación original. A través de la refotografía, como Prince, se apropió del trabajo de artistas masculinos de los años 30 y 40 como Walker Evans y Alexander Rodchenko sin hacer modificación alguna. Convierte las fotografías apropiadas en signos que subvierten la autoridad masculina del artista a un nuevo papel femenino, que encaja al mismo tiempo con todas las reivindicaciones femeninas de la época y la toma del poder por parte de la mujer en el mundo del arte. Un ejemplo de ello es su serie After Walker Evans, 1979, donde destaca el rostro de una mujer de un trabajo fotográfico de Evans del 1936 dedicado a reflejar las familias granjeras de una zona del país tras el crack del 29.






Robert Longo (NY, 1953) siempre se sintió fascinado por la iconografía del cine y de la televisión, de la que aisló imágenes para manipularlas y convertirlas en naturalezas muertas a gran escala. Por ejemplo, su serie Men in the cities (hombres en la ciudad, 80-87) representan hombres y mujeres trajeados en una especie de danza mortal, y digo mortal porque en realidad es justo el instante congelado en que estas personas están recibiendo un disparo. Estas figuras son apropiadas de la película de Fassbinder An American Soldier (el soldado americano, 70) que Longo descontextualiza e invita al espectador a formularse preguntas sobre lo que le ocurre al individuo de traje y corbata. Más que representar personas concretas se trata al hombre y a la mujer como seres anónimos pertenecientes a una gran entidad corporativa, a una de las grandes empresas de NY que tienen miles de empleados de los que no se saben el nombre, que son sólo “soldados americanos” carne de cañón, mero logotipo, alegoría de una situación social del momento pero que aún perdura hasta nuestros días, y Longo dispara contra este tipo de trato social a los hombres y mujeres convertidos en bussinesman (hombres de negocios) de Wall Street que parecen productos seriados formados para satisfacer las necesidades de grandes empresas comparando a estas con instituciones militares en al que todo es uniforme y donde no hay libertad individual, contra esa perdida de identidad y deshumanización, y contra el poder de las grandes multinacionales, y contra ese tipo de vida, esa falsa cara de la globalización.





Algunos se preguntaran por qué un movimiento supuestamente carente de originalidad y autenticidad es considerado importante. Los artistas que vemos “copiaron” obras de otros autores, pero les imprimieron un sello propio, que aunque es difícil de captar a simple vista, está presente en cada obra, negando de esta manera una forma de plagio. La apropiación siempre es distinta a la obra original, si no lo es físicamente lo será conceptualmente. Por ejemplo, la foto de Levine del rostro de la mujer ya no es la foto de Evans de una familia de clase baja que vivía en una granja, sino que es el rostro de una mujer que lucha por su presencia en el mundo del arte. Por esta razón, el apropiacionismo no se considera como plagio, porque se alude que las obras no eran “una mera copia” sino un nuevo original recontextualizado (porque era elaborado en otro momento y contexto) y resignificado (porque estaba bajo otras ideas y experiencias que eran del nuevo artista) en este sentido, la apropiación daba como resultado una obra nueva. El movimiento apropiacionista implica tomar posesión de algo para la creación de algo nuevo, o para retar la manera en cómo se perciben las cosas y cómo cambian de acuerdo al tiempo y espacio en que son presentados.




Contrario a esto, Avelina Lésper, reconocida crítica de arte mejicana, dice que:

“Distorsionar la verdad es una de las formas de mentir. Cubrir la realidad con eufemismos es pervertirla. Hoy al plagio se le llama “apropiación”, lo que se supone es el robo de la obra de otro autor es un estilo, lenguaje y hasta objetivo. ¿Qué sentido tiene el arte sin la creación?”

Como vemos el apropiacionismo cuestiona las bases de la historia del arte: originalidad, autenticidad… y las formas de recibirla: desarrollo, tradición, evolución…Si consideramos el apropiacionismo un movimiento artístico en cierta manera estamos rompiendo con estos criterios y rompiendo con un sistema historicista de pensamiento moderno, por eso se desarrolla dentro de la posmodernidad.
¿Qué pensáis vosotros? ¿Creéis que es un plagio gratuito o por el contrario creéis que se puede ver la huella e intención del artista secundario?
Todo lo comentado hace parte aun hoy de la discusión y retroalimentan lo que es este concepto del apropiacionismo.









"Ars longa, vita brevis"

1 comentario:

  1. En el arte como en la vida nada es lo que parece. Pero supongo que mis ideas sobre el arte son bastante caducas y poco alimentadas por corrientes. Esta vertiente que documentas me recuerda un poco a la historia de Robinson, apropiándose de un mundo aún en soledad. Tampoco creo exista arte o vida carente de obsesión, hacer visible lo invisible y aquí –la vista atrás supongo de un artista en un “tiempo” una máscara detrás de otra máscara o como dices, una imagen detrás de otra imagen. Rodeado de acontecimientos y estímulos y adecuando la experiencia a una unificación, una buena conciencia. Es una cuestión con demasiadas aristas temo, pero te respondo que no veo plagio si no un retroceso de la imagen, del arte, poniendo en cuestión su “representación”.

    saludos

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