martes, 3 de julio de 2012

EXPOSICIÓN ANNA MARIA MAIOLINO. Fundación Tàpies.15 de octubre de 2010 hasta 16 de enero 2011

Exposición pasada.
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In-Out (Antropofagia), de la serie Fotopoemacción, 1973. Fotografias en blanco y negro, 25x38 cm (c/u). Colección particular, San Paulo, Brasil. Foto: Max Nauenberg.

Estos días se presenta en Barcelona la rica e inetiquetable obra de la artista brasileña Anna Maria Maiolino. Del productivo trabajo de la artista, se han seleccionado series más antiguas y otras que son totalmente nuevas. Todas las obras expuestas presentan diversidad de materiales, medios, experiencias…y quedan distribuidas en dos plantas de espacios abiertos con paredes blancas. A la disposición del visitante encontramos las audio guías y los trípticos informativos.

Anna Maria Maiolino nace en Scalea, Calabria, en 1942, y emigra con su familia a Brasil a los 18 años. Participa en el movimiento del arte neoconcreto, dicho movimiento renovó el arte brasileño. Ella abandonó la abstracción geométrica y se decantó por la creatividad de lo subjetivo, la inspiración de la sociedad, el cuerpo y lo abyecto a través de una estructura rizomática.

“Cuando me agoto vuelvo a los inicios, es un proceso de alimentar, digerir y defecar”

Su obra se ha desarrollado siempre a través de una gran variedad de medios: poesía, fotografía, vídeo, y sobre todo, dibujo. Y también a través de una gran variedad de materiales: arcilla, yeso, vidrio, madera, papel, barro… Trabaja de forma libre, creativa e intensa. Su amplitud temática no sigue un desarrollo lineal temporal, lo que le permite llegar a más gente a través de muchos iconos y lenguajes, sin importar tiempo o lugar.
En sus primeros trabajos en la década de los 60 se ve una clara inspiración vital y orgánica, natural, la temática del cuerpo (Glu Glu Glu, 1966-67), a la que volverá en las décadas de los 70 y 90.  También encontramos en sus esculturas que tratan el tema (Mais e Mil, 1995), unas formas escatológicas, instalaciones que agrupan dichas formas primitivas de modo repetitivo, básico, simple, rutinario, cotidiano, instintivo. Iguales pero todos diferentes, como los humanos. En una de sus series de la década de los 70, presentó unos dibujos en los que se interesaba por la existencia del + y el -, lo opuesto, la ausencia y la presencia (Buracos, 1972-76) donde se utiliza el papel no como un soporte, sino como un medio de creación. El interés por el espacio negativo hizo que en algunas de sus obras apareciera el proceso de trabajo y lo desechado como resultado final (La sombra del otro, 1993) en las que el molde con el que se hace la escultura acaba cobrando más importancia que ésta en sí.
Cabe destacar la influencia que causaron los años de dictadura en Brasil en algunos de los trabajos de la artista. El vídeo In-Out (Antropofagia, 1973) nos habla de la censura y la falta de expresión y de libertad en esos tiempos. Quizás la performance más conocida e impactante, por mi parte, sea Entrevidas, 1981. Esta obra se realizó en el momento en que el país brasileño empezaba a abrirse a la democracia. Un campo minado de frágiles vidas (huevos) se presenta frente a nuestros pies, lo atravesamos con sumo cuidado bajo una tela blanca que simula el cielo y el más allá; en el centro un altar con la culminación del proceso, la muerte ascendente. Mientras pensamos: la humanidad tan débil y la vida tan efímera, la muerte tan simple como pisar un huevo.


“Ser, hacer, pensar”/“Gesto, repetición, memoria”. GRISELDA POLLOCK. Jueves 11 de noviembre de 2010. Fundación Tàpies, espacio C (auditorio).

Pollock basa la exposición de Maiolino en torno a un discurso feminista acometido desde una voluntad crítica, busca desmantelar los significados asociados a la disciplina de la historia del arte buscando constantemente las relaciones entre sexualidad, subjetividad y poder que refleja claramente en sus obras la artista brasileña. En general, analizar el lugar de las mujeres en la historia de la cultura exige una deconstrucción radical del discurso de la historia del arte. Ello igualmente impone que se genere un nuevo discurso que supere el sexismo sin reemplazarlo por su simple contrario.
Griselda valora el trabajo que hace la artista con las manos, la arcilla, por ejemplo, la encuentra sensual e infantil ¿quién trabajaba así en los 90 la era de la tecnología? Maiolino también lo relaciona con el arte povera, y no al minimal dónde la han querido encasillar algunos, que concede un nuevo valor a los procesos y aspectos del trabajo del hombre en su cultura vinculados a los campos y al trabajo manual.
La organización de la sensibilidad es un aprendizaje fundamental para el artista, que debe poseer un modo singular de ver y sentir. Sin embargo, debe acompañarse de lo que conecta sensibilidad y mundo, a saber, el lenguaje, formar y vincular: un comunicar que es interrelacionarse, dice Pollock. La angustia de hacerse a uno mismo está estructurada. Ella hay creado para si un lenguaje que registra a través del gesto de la mano móvil, la diferencia creativa del devenir repetitivo de la fama, la vida, la muerte y el lugar de la memoria de su espacio conmovedor y frágil. Para Griselda, Maiolino intensifica su maternidad  con sus palabras lúdicas y poéticas como sus gestos en un arte que es genuinamente creativo, coherentemente ético y está arraigado a la vida.






"Ars longa, vita brevis"

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